Ocho personas detenidas en cinco provincias es el resultado de la operación "Ágape", en la que la Guardia Civil ha desarticulado una red dedicada a la estafa utilizando el método conocido como el "timo del nazareno". Las investigaciones las ha realizado la Guardia Civil de Asturias en colaboración con las comandancias de Madrid, Badajoz, Murcia y Ávila, donde se produjeron varios de los arrestos.

En total han sido estafadas 26 empresas de alimentación en España y en Grecia, Holanda, Bélgica, Italia y Francia. También hay cuatro empresas aseguradoras perjudicadas.

El montante de lo estafado ascendería, en principio, a 410.000 euros, aunque se considera que desde que está operando la cuantía podía suponer varios millones de euros. Algunos de los detenidos están incursos en distintas investigaciones de la Guardia Civil y de la Policía Nacional por hechos similares.

Las investigaciones comenzaron en mayo del año pasado, cuando un empresario dedicado a la venta de embutidos presentó una denuncia por estafa en la Guardia Civil de Oviedo, y fue el equipo de Policía Judicial de Tudela Veguín el que inició las pesquisas.

Según explicó la Guardia Civil en un comunicado, dos empresas tenían establecido su domicilio social una en Oviedo y otra en León, y figuraban con administradores únicos sendos "testaferros u hombres de paja" que habían sido captados en Murcia por un lugarteniente de la organización desarticulada. Para ellos les había prometido cantidades ínfimas de dinero en comparación con los beneficios que obtuvieron con el timo.

"Existía un claro organigrama, con división de funciones, especialización y profesionalización de sus miembros, consiguiendo de este modo mayor eficacia", indica el Instituto Armado.

El "timo del nazareno" consiste en que el timador compra una sociedad solvente, sin deuda y con reconocimiento entre los proveedores. Cuando el "nazareno" se hace con la confianza de los responsables de empresas suministradoras, les realiza pedidos con vencimiento de plazo a 60, 90 o 120 días. Una vez que recibe la mercancía, la organización la coloca en el mercado negro revendiéndola a precios inferiores. Pero no paga a los proveedores.

La actividad de las empresas pantalla dura tres meses, el límite con el que habían adquirido los productos que no pensaban abonar a los proveedores. De esa manera, evitan figurar en las bases de datos de las compañías aseguradoras como morosas.

Los pedidos que habían realizado a los proveedores, que se convierten en víctimas, oscilaban entre los 3.000 y los 6.000 euros.