Consternación. Ésta es la palabra que mejor define el estado de ánimo de la familia y los amigos de Andreas F. G., la joven ovetense de 26 años que el pasado 24 de abril falleció en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) mientras estaba ingresada en el área de Psiquiatría, donde permanecía inmovilizada por orden judicial. La paciente falleció al sufrir una parada cardíaca, un desenlace muy poco frecuente en un paciente de salud mental, y cuya causa última ha sumido en la perplejidad a los diversos servicios implicados en la atención a la joven.

Su familia está convencida de que el fatal desenlace -del que este periódico informó ayer- se debió a una negligencia médica. En consecuencia, con casi total seguridad emprenderá acciones legales. Entre tanto, desde la Administración sanitaria se reclama prudencia a la espera de los resultados de la autopsia forense. En el marco de esta actitud de cautela, fuentes sanitarias atribuyen importancia a un cuadro infeccioso que presentaba la joven y que -subrayan- "estaba siendo tratado con antibióticos".

"Era una chica encantadora, muy racional y muy consciente, con la cabeza en su sitio", subrayó ayer el músico Rafa Kas, quien desde hace aproximadamente un año y medio le daba clases de guitarra los martes y jueves de cada semana. Kas se manifestaba devastado por la muerte de su alumna, y convencido en su fuero interno de que su muerte se debió a un error de los profesionales sanitarios, si bien puntualizó que "la última palabra la dirán los jueces". "Para mí ha sido un mazazo, y también para los otros alumnos de la escuela. A todos nos está costando mucho mantener el ánimo", subrayó el exmiembro de la banda Ilegales.

Andreas F. G. había estudiado Psicología en la Universidad de Oviedo. Asimismo, había cursado un máster en Políticas Sociales y Bienestar, que incluyó un estudio sobre los efectos de la crisis económica en la salud y el bienestar psicosocial de los trabajadores con ocupaciones precarias y de las personas en situación de desempleo. Tenía inquietudes sociales que había encauzado en diversos movimientos de izquierda, con una nítida militancia feminista.

De otro lado, la joven mostraba un espíritu crítico que en ocasiones exteriorizaba en las redes sociales. Un ejemplo: "Cuando leo a gente que escribe, 'Me apasiona este gorro', 'estoy completamente enamorado de este coche', 'muero de amor con estas gafas', pienso en la efectividad de la publicidad, y su capacidad de despertar deseos y emociones profundas por cosas insignificantes e idiotizarnos hasta el extremo. Creo que un mundo mejor es poco posible, de la mano de una generación que se está muriendo de amor por tomar un café en Starbucks y no por leer un buen libro, escuchar una canción o conquistar un derecho".

Andreas F. G. ingresó en el HUCA el jueves 20 de abril. Presentaba síntomas de faringitis, señalan sus allegados. Según la versión de los amigos de la joven, el personal sanitario se equivocó al conceder una excesiva relevancia al agitado estado de la paciente -que incluso les movió a solicitar autorización al juez para inmovilizarla- y a ciertos antecedentes familiares de carácter psiquiátrico. La hipótesis más crítica con los diversos servicios del HUCA que atendieron a la chica apunta a una atención supuestamente insuficiente a otros factores que pudieron ser la causa de su muerte.