Un taxista sierense, Fernando V. L., de 57 años, aún no ha olvidado las fiestas del Ecce Homo en Noreña de 2015. El 20 de septiembre de ese año, sobre las seis de la mañana, le golpearon con tal saña que aún le quedan graves secuelas tras varias operaciones. Ese día estaba buscando clientes entre los asistentes a la fiesta cuando se encontró con un joven de 27 años en la calle Fernández Ladreda. "Al final de la fiesta tratamos de coger a los clientes en las calles que no están cerradas. Yo venía de hacer una carrera a La Felguera. Entonces vi a este chico y le pregunté: '¿Quieres taxi?'. Vi al chaval dar la vuelta y bajé la ventanilla, y entonces fue cuando me soltó dos puñetazos que me arrancaron los dientes", relata Fernando V. L.

Acababa de empezar una agresión que se prolongó durante un tiempo muy largo, que a la víctima le parecieron quince o veinte minutos. "Fue brutal, el chico parecía que había tomado alguna droga. Yo trataba de parar el coche, de evitar que él me abriese la puerta, y no dejaba de golpearme. Luego pude salir y traté esquivarle, pero es increíble la agilidad con la que se movía. Yo le decía: 'Tranquilo, chaval, ¿qué pasó?'. Entonces fue cuando apareció una chica y le gritó: 'Pero Matías, '¿qué haces? ¿Estás loco?'. Entonces el chico paró, le pegó una patada a un contenedor y se largó", relata el taxista. Durante todo el ataque no dijo una palabra. "No estaba bien. Parecía que estaba bajo los efectos de alguna droga potente. Se comportaba como un boxeador", especula. "Fue una suerte que no me tirase al suelo, porque entonces no sé si lo habría contado", añade. El joven se marchó tranquilamente a casa, donde le detendría luego la Guardia Civil. Ni una palabra de disculpa hacia su víctima. "Los guardias me consolaron diciéndome que por lo menos no la había emprendido a golpes con el coche, porque lo hubiese destrozado", se consuela el taxista.

Al conductor le dejó destrozada la cara. El informe forense pone los pelos de punta: hemorragia subconjuntival en ojo izquierdo con edema de párpados y desprendimiento de vítreo posterior del ojo izquierdo; fractura de las piezas dentales 11 y 21 (incisivos) y herida en mucosa del labio superior; hematoma septal; fractura luxación de tabique nasal y trastorno adaptativo. Tardó en curar 278 días. El taxista corrobora las secuelas físicas y psicológicas que le han quedado. "Me ha quedado una mancha en el ojo. He tenido que ir al psicólogo para poder superarlo", relata. Ahora le ha cogido miedo a trabajar de noche. "Trato de evitarlo, ando con mucho cuidado, siempre con la sospecha de que me pueda pasar algo así otra vez", asegura.

Esta mañana, el conductor agredido en las fiestas del Ecce Homo tendrá que enfrentarse de nuevo a su agresor en el juicio que hay convocado para las diez de la mañana en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial. El fiscal se ha tomado muy en serio esta brutal agresión. Pide una condena de cuatro años de prisión para el acusado, Matías R. V. , así como el pago de una indemnización a la víctima por importe de 17.456,49 euros, más los intereses legales correspondientes.