Los dos presos que el pasado miércoles se fugaron del Centro Penitenciario de Asturias eran compañeros de celda y podrían haber escapado en el mismo vehículo. Ambos residían en el Centro de Inserción Social (CIS), una instalación que, en régimen de semilibertad, prepara a los internos para su vuelta a la calle. Por eso, las medidas de control y seguridad son mucho más laxas que en la propia cárcel.

El primero de los reclusos, U. H. S., de 27 años, cumplía una condena de año y medio por robo y hurto, si bien esa pena expiraba el año que viene. Según el relato de los funcionarios del penal, U. H. S., que a pesar de su régimen de segundo grado salía diariamente de la cárcel para acudir a un curso de formación en restauración, se marchó de Villabona en su coche entre las 8.15 y las 8.30 horas del miércoles.

A la par que esto ocurría, el segundo huido, A. P. I. R., de 21 años, que no podía salir de las instalaciones como su compañero, aprovechó para escapar a través del portón por el que acceden los carros de comida. El joven cumplía una condena de siete años y medio de cárcel por robo con violencia e intimidación, de los cuales le quedaban tres para alcanzar la libertad.

Fuentes penitenciarias suponen que los dos amigos huyeron juntos en el mismo vehículo. A las 9 horas, realizando el recuento matutino, los funcionarios se percataron de la ausencia de A. P. I. R. y dieron la voz de alarma. La situación se complicó más aún a las 20:30 de la tarde, cuando el compañero de celda del fugado no se presentó en el centro a la hora convenida para el reingreso nocturno.

Escasez de funcionarios

Los dos internos, vinculados al tráfico y consumo de drogas a pequeña escala, compartían el día a día en la prisión, por lo que los investigadores sospechan que se podría tratar de una fuga "premeditada". Sin embargo, sostienen que "nada hacía presagiarla", puesto que ambos habían disfrutado de frecuentes permisos previos sin mayor problema.

La mañana de la huida eran dos los profesionales encargados del control del CIS, que cuenta con más de un centenar de reclusos. Además, la hora de los hechos coincide con el reparto del desayuno y la apertura de las dependencias, algo que facilitó la escapatoria dada la sobrecarga de los funcionarios de la prisión. El Juzgado de Llanera ha asumido las pesquisas, tratando el caso de A.P.I.R. como una evasión y el de U.H.S. como un no reingreso. Todavía quedan por aclarar los motivos de una rebeldía que podría agravar su futuro entre rejas.