Al menos trece personas fallecieron y cincuenta resultaron heridas, varias de ellas graves, al caer sobre ellos un enorme roble de 200 años cuando asistían a una ceremonia religiosa al aire libre durante las fiestas de Nuestra Señora del Monte, a las afueras de Funchal, capital de la isla portuguesa de Madeira. Entre los heridos hay personas de varias nacionalidades, al menos alemanes, húngaros y franceses, además de varios niños. En la lista de fallecidos habría asimismo dos niñas, una de las cuales falleció mientras estaba siendo evacuada por las asistencias médicas al hospital Doctor Nelio Mendonça de Funchal.

La tragedia tuvo lugar poco después del mediodía, cuando decenas de fieles asistían a una misa cerca de una fuente ante una imagen de Nuestra Señora del Monte, en el Largo do Monte, un jardín botánico situado a unos cinco kilómetros de Funchal.

Según han declarado varios testigos, el árbol caído llevaba dos años apuntalado, una vez que las autoridades constataron que su tronco estaba hueco. Algunos habitantes de la ciudad ya habían advertido hace tiempo al gobierno regional del peligro que comportaba la celebración de la romería en las inmediaciones del árbol y habían reclamado a las autoridades su retirada, según la televisión pública lusa.

El primer ministro de Portugal, António Costa, expresó sus condolencias a las víctimas de esta tragedia y ofreció a las familias la colaboración de su Gobierno, mientras que el presidente del país, Marcelo Rebelo de Sousa, partió ayer hacia el archipiélago para conocer in situ lo ocurrido.

La Fiscalía ha abierto una investigación para esclarecer lo ocurrido y determinar si el accidente podría haberse evitado de haber tomado medidas preventivas, aunque la prioridad ahora es "tratar a los heridos y apoyar a las familias de las víctimas", precisó ayer el secretario regional de Salud del gobierno autonómico de Madeira, Pedro Ramos. El Ejecutivo regional de la isla ha decretado tres días de luto.

La fiesta de la Señora del Monte, la patrona local, es la principal celebración de Funchal y a ella asisten muchos habitantes de la ciudad y las principales autoridades. El paraje en el que ocurrió la tragedia está rodeado de varios árboles centenarios como el que ayer se desplomó sobre los fieles durante la romería y cada año atrae a numeros habitantes de la isla de Madeira, así como a visitantes de la isla, uno de los principales enclaves turísticos del país vecino.