El fin de semana acabó ayer con alerta en Asturias a causa de las intensas precipitaciones, sobre todo en la zona central, que comenzaron a media tarde y se prolongaron durante horas. A las once de la noche en Oviedo habían caído unos 29 litros por metro cuadrado (estación de Buenavista), con tormenta incluida que se dejó sentir en toda el área central de la región. Durante el sábado y el domingo cayeron 700 rayos en Asturias.

En apenas tres horas la capital asturiana se situó en el séptimo lugar del ranking nacional de precipitaciones, publicado por la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET).

Fue el "segundo plato" meteorológico de un fin de semana con numerosos problemas. Después de la tormenta de anteayer que afectó sobre todo al centro y el Occidente de Asturias, el domingo tocó valorar sus efectos.

Preocupaba el estado de las vides de Cangas del Narcea, pero sus propietarios ya respiran aliviados tras haber salvado -dicen- la mayor parte de las plantas. Muchas bodegas emplearon sus perfiles en redes sociales para tranquilizar a clientes y distribuidores ante la proximidad de las jornadas de cosecha, adelantadas este año por culpa de la sequía.

"No fue tanto como parecía en un principio, estamos más tranquilos que ayer", afirma Beatriz Pérez, presidenta de la Denominación de Origen Protegida Vino de Cangas. De todas formas, viticultores como el cangués Víctor Álvarez dejan el optimismo a un lado: "Daremos un tratamiento antibiótico para proteger lo sano de lo dañado, pero no será hasta dentro de unos días cuando sepamos los efectos reales".

El fenómeno meteorológico sí se cebó con los vecinos municipios de Ibias y Degaña. Los bodegueros ibienses hablan de "catástrofe con pérdidas irreparables", dando por perdida toda la cosecha de este año. Juan Carlos López, propietario de una pequeña plantación en el pueblo de Uría (Ibias), uno de los lugares donde el granizo cayó con más virulencia, lamenta haber malogrado todo su trabajo. López, que es ganadero, ha perdido también parte del alimento de sus animales, ya que "el granizo destrozó todo el pasto verde que tenía listo para cortar".

Las vides del concejo ya habían sido tocadas por las heladas invernales, de forma que este temporal ha acabado con las pocas cepas que aún resistían, aseguran los viticultores. Si bien es cierto que muchos de los cultivos locales son para consumo propio, varias decenas de hectáreas damnificadas iban a estar destinadas a su envasado y comercialización bajo la denominación canguesa.

En Degaña, el panorama es semejante. "Es una tras otra, hará unos diez años vino un temporal similar y destrozó las plantas, ahora esto vuelve a dejarnos tocados", relata la bodeguera María Rosario Buelta, que cultiva uva en una finca de casi cinco hectáreas a las afueras de Cerredo, apuesta por "salvar las viñas como único objetivo", y a pesar de que no quiere emplear químicos industriales para ello, "al final me veré obligada a hacerlo".

En el centro de la región, los campos de arándanos de Grado sufrieron el embate del hielo. "El 60% de la fruta se ha ido al suelo", admite con resignación Ulises Lafuente, propietario de una plantación en la parroquia de Fresno. Del resto, apenas espera recuperar la mitad: "Aún hay que esperar si esto va a peor". Lafuente estaba recogiendo parte del fruto cuando comenzó a granizar. "Es el fin de la temporada", sentencia.