Pánico, nervios, angustia... La comunidad asturiana residente en México se encuentra bien, aunque algunos han sufrido importantes desperfectos en sus viviendas y en las oficinas de sus empresas provocados por el fuerte seísmo que ya ha dejado al menos 225 muertos, casi 2.000 heridos y numerosos desaparecidos. En conversaciones telefónicas y a través del correo electrónico, son muchos los que han relatado su experiencia a LA NUEVA ESPAÑA. Todas las zonas afectadas se quedaron sin luz, sin agua y sin comunicaciones. Pero a cambio hubo una enorme solidaridad para ayudar a quienes quedaron atrapados entre escombros y para suministrar víveres y ayuda tanto a las víctimas como a los rescatadores. Muchos de estos asturianos vivieron el terremoto de 1985, de menor intensidad que el del martes, pero en el que hubo miles de muertos.

"Dicen que el terremoto duró un minuto, pero a mí me pareció una hora. Estaba en mi coche parado en un semáforo. Sentimos primero algo como que el coche saltaba , cuando fue el movimiento trepidatorio, y luego como si batieran el coche. Al otro lado de la calle había un edificio que se movía, igual que las farolas y los semáforos. Parecía que no se iba a terminar nunca, fue un tiempo que se hizo eterno". El empresario llanisco Alfonso Tamés, propietario de Comercial la villa de Llanes, reside en México desde hace 45 años y asegura que "nunca sentí un temblor igual, ni en el de 1985. Pasamos pánico y muchos nervios. Mucho después de que pasara el terremoto, aún temblaban las cosas. Terrible".

El ovetense Rodrigo Martín es director general de Contversion Latam, una agencia de medios especialista en comercio on-line. "Estábamos en la oficina. Dos horas antes había habido un simulacro, pero cuando fue el terremoto de verdad no hubo alerta. Directamente se sintió el temblor y bajamos corriendo a la calle, pero ya se movía todo; empezaron a caer cascotes y trozos de la fachada del edificio y a romperse cristales. El de hace unos días no lo sentimos, pero el de ayer (por el martes)... fue terrible. Se oía crujir el edificio". En su casa también hubo desperfectos, incluido el derrumbe de un muro.

Miguel Ángel Alva, con orígenes en Tineo y Oviedo, es director de marketing para Google en México, Colombia y Centroamérica. "El terremoto no ha afectado a nuestras oficinas, y las hemos convertido en un centro de acopio de víveres y mantas para repartir entre las víctimas, los rescatadores y las personas que ayudan. Los supermercados están llenos de personas que compran para repartir entre los afectados, hasta lo que consiguen llegar moviéndose en moto y en bicicleta para librar las calles cortadas al tráfico. Es una tragedia", relata.

El asturiano nacido en Oviedo Mauricio García resumió la sensación de pánico: "Sentíamos que se iba a abrir la tierra y nos tragaría". En el terremoto de 1985 tenía 11 años y recuerda que "el Sears (unas galerías comerciales) que estaba junto a la casa se cayó entero". En esta ocasión, ni su familia ni su vivienda han sufrido daños. También destaca "la unidad de la sociedad mexicana. Miles de personas han salido a ayudar a quitar escombros y rescatar personas".

Marcelino Torre, nació en Los Callejos (Llanes) aunque su familia se trasladó pronto a Carbayín (Siero). Reside en México desde 1972 y ayer aseguraba que "aún estamos muy asustados, fue muy fuerte. Aquello empezó a moverse, a 'tronar' como dicen aquí, y parecía que el edificio se fuese a desarmar, en medio de unos golpes tremendos". Casado con una hija de asturianos, vive en un octavo piso en pleno centro de la ciudad. Ahora la familia está en casa de su suegra. "Estamos sin luz ni agua, con todo por el suelo". Torre lamenta que el terremoto haya destrozado su colección de trofeos ganados gracias a una de sus aficiones: los bolos. "Tenía muchos premios, algunos ganados jugando en España: ahora todos están hechos pedazos".

El joven empresario Juan Cayarga aseveró ayer que "la impresión fue tremenda". En plena campaña solidaria "México necesita nuestra ayuda", este emprendedor orihundo de Cangas de Onís y que lleva residiendo en Puebla de Zaragoza desde hace cinco años, ciudad a la que emigró desde su Cangas de Onís natal, puso ayer, miércoles, las treinta oficinas administrativas con las que cuenta el Grupo Inmobiliario España, que dirige en México, a disposición para recabar víveres y todo aquello que se pueda hacer llegar a los más necesitados tras el sismo, informa J. CARBAJAL.