Un japonés de 27 años admitió haber descuartizado a nueve personas -ocho mujeres y un hombre- en su apartamento de Tokio, en el que se encontraron miembros de los asesinados y unos 240 huesos. Su primer asesinato lo cometió a finales de agosto, cuando se mudó al piso. En septiembre mató a otras cuatro personas, y otras tantas en octubre, todas adolescentes o veinteañeras.

Takahiro Shiraishi contactó con sus víctimas a través de Twitter, y a las atrajo a su vivienda de Zama, en la prefectura de Kanagawa, con ofertas para ayudarles a morir. Admitió que entre sus víctimas había varias adolescentes y la pareja de una de las mujeres, quien le buscó tras la desaparición de su novia. El móvil podría ser el robo. En una ocasión se hizo con 500.000 yenes (3.775 euros). No obstante, a algunas mujeres también las violó.

Las autoridades hallaron los restos humanos en la vivienda de Shiraishi mientras investigaban la desaparición de una joven de 23 años. La mujer publicó a finales de septiembre un mensaje en la red en el que buscaba a alguien con quien quitarse la vida. El sospechoso contestó: "Muramos juntos". Imágenes captadas por las cámaras de seguridad en la estación de cercanías tokiota de Hachioji muestran cómo ambos tomaron un tren hacia el domicilio del sospechoso.

La policía, que irrumpió en el piso este lunes, halló allí cabezas, miembros y otros restos dentro de cajas y neveras portátiles. "No podía tirarlos por temor a que me cogieran", dijo. Al principio le llevaba tres días descuartizar un cadáver, pero a partir de la segunda persona "no tardaba más de un día". El japonés desmembró los cuerpos en la bañera y tiró a la basura algunos restos. Las autoridades creen que empleó una sierra hallada en el escenario. La detención se produjo gracias al hermano de una de las víctimas, quien recabó información en la red. Anteriormente, ya había sido detenido por prostituir a mujeres por la fuerza en el distrito de Kabukicho en Tokio.