Ramón Sosa, un entrenador de boxeo de 50 años, fingió su muerte para satisfacer los deseos de su mujer, que había pagado 2.000 dólares para que lo mataran. Así lo recoge el Daily Mail, que explica que Sosa recibió la ayuda del FBI. Los Rangers de Texas le maquillaron para que aparentase haber recibido un disparo en la cabeza y fotografiaron su supuesto cadáver en el interior de una fosa en el desierto de Texas.

Tras recibir una llamada de un conocido alertándole de los planes de su mujer, Ramón Sosa tomó cartas en el asunto y urdió un plan para conseguir grabar a su mujer ofreciendo el dinero por su muerte. Tras lograrlo presentó las pruebas a las autoridades, que le recomendaron fingir su asesinato.

Sosa tuvo que permanecer incomunicado en un hotel después de que su mujer recibiera las imágenes por parte de uno de los agentes que se hizo pasar por el sicario de su marido. Finalmente la esposa se declaró culpable de solicitar el asesinato de su marido ante la Corte del Distrito de Conroe, Texas, y fue condenada a 20 años de cárcel.