Es el jefe de Obras del Ayuntamiento de Peñamellera Alta pero conoce el monte "como la palma de la mano". No en vano se crió en esa parte de los Picos de Europa y aún tiene cabras allí. En la madrugada de ayer, Félix Sánchez Fernández, que vive en Mildón, fue uno de los lugareños, junto al pastor Manolín Mier -que se ha hecho famoso por enseñar al actor Mario Casas a meterse en el papel de un cabrero de los Picos-, que guió a los guardias civiles del GREIM y bomberos del SEPA en la búsqueda de un grupo de siete senderistas -tres madrileños y cuatro canarios- que se perdió cuando realizaba una ruta circular a la majada del Vierru (Cabrales). La vuelta a Mildón tuvo su miga. "El camino era estrechín, pero se pasaba bien. Hubo que poner una cuerda de pasamanos en algún tramo. Una de las rapazas tenía pavor", relata el peñamellerano, de 57 años.

A eso de la una tarde de anteayer, sábado, el grupo de senderistas, tres hombres y cuatro mujeres, que pasaba unos días en una casa rural en Arenas de Cabrales, aparcó su coche en Mildón y tiró para arriba, camino de la majada del Vierru, bucólica donde las haya. Los vio llegar un hijo de Sánchez, que se extrañó de lo tarde que iban. Luego, a eso de las diez y media de la noche, llegó al bar del pequeño núcleo la dueña de la casa rural preocupada, ya que el grupo no había regresado, cuando tenía previsto hacerlo a las nueve y media de la noche para ir a cenar a Lledíes (Llanes). Todo indicaba que se habían perdido, por lo que la hostelera llamó a los servicios de emergencia. Hasta el pueblo se desplazaron dos agentes del GREIM y dos bomberos.

En una cabaña

"Subimos con los coches hasta Fuente Llastres y a eso de la una y media o dos de la madrugada arrancamos para el monte. A las tres y cuarto llegamos a Vierru. Allí estaban Manolín (Mier) y Fernando, dos pastores, que los habían visto llegar a las tres de la tarde y doblar a las cuatro y media, muy tarde", sigue relatando Sánchez. Sánchez y Mier iban delante. Desde allí continuaron a la Pasá Grande. "Allí perdimos los pasos, pero luego encontramos las pisadas hacia la Redondina de Bos", continúa. Allí abajo, en la única cabaña que hay, donde un primo de Sánchez había dejado leña, los encontraron. Llamaron una vez y nadie contestaba. Una segunda, y por fin asomaron. "Allí estaban, calentucos", resume el peñamellerano. Eran las cinco menos diez de la madrugada. Los senderistas explicaron que todo había ido bien hasta que llegaron al río Mildón y no pudieron cruzarlo, por lo crecido que iba. Habían mandado un sms a la dueña de la casa rural, pero no le había llegado.

Así las cosas, quedaba lo peor, descender por el desfiladero del Mildón, que es bastante aéreo en algunos tramos, con unas caídas vertiginosas. "Por suerte, no llovía, arriba soplaba de Sur y había una noche estupenda. Pasar no era difícil", asegura Sánchez. Aun así dice que pasó un poco de miedo, no por él, sino por una de las integrantes del grupo, que iba con un poco de miedo. "El río bajaba con una cantidad de agua terrible, bramando. Si llega a caer una persona allí, se la traga y no hay forma de recuperarla", sentencia Sánchez. Los senderistas iban preparados, con ropa, comida y también frontales, ya que contaban hacer parte de la ruta de noche.

Finalmente, tras atravesar algunos tramos delicados en los que hubo que tender cuerdas, llegaron a Mildón a las siete de la mañana. "Tenían entre 30 y 40 años. Se mostraron muy amables y muy agradecidos por la ayuda", indica Sánchez. La aventura había tenido un buen final.