"Hija de puta", le gritaba a su expareja mientras ésta, en el suelo, recibía patadas en la espalda y los costados. Antes ya le había tirado del pelo hasta hacerla doblarse para luego propinarle un puñetazo en la cara, clavarle las uñas e intentar estrangularla. Así lo afirma la Fiscalía en el escrito de acusación contra un hombre para el que pide una condena de nueve años y cuatro días de prisión y que hoy será juzgado en la Audiencia Provincial de Oviedo.

La acusación se produce por violencia machista, lesiones y amenazas contra su expareja y el hermano de ésta, al que presuntamente también agredió antes de amenazar con hacer daño a un bebé de 2 años, hijo de la compañera sentimental del joven.

El acusado y su víctima mantuvieron una relación sentimental que supuso que durante dos meses convivieran los fines de semana en Tineo. Ella nunca denunció las agresiones que sufrió, ni en la Policía ni acudiendo a un centro médico.

La primera agresión se produjo, presuntamente, en la madrugada del 23 de febrero, cuando ella recibió una llamada de teléfono y él le exigió saber quién la llamaba y la conversación. Discutieron, él la agarró por el cuello, apretándoselo, para luego pasarle una estrella metálica (shuriken) varias veces mientras la amenazaba.

La segunda vez fue en la madrugada del día 26, siempre según Fiscalía. Ambos estaban durmiendo y ella se despertó al sentir que él la agarraba por el cuello mientras le insistía en que le dijera con quién soñaba. Después, sostiene el fiscal, la obligó a levantarse y le propinó dos puñetazos en el estómago.

La mujer, apoyada por su familia, decidió romper la relación, y llegaron las amenazas incluso contra los familiares. Esa noche, afirma el escrito de Fiscalía, la telefoneó varias veces y una de ellas cogió el teléfono el hermano de la víctima, al que amenazó con cortarle las piernas y que iba a ir al domicilio familiar con un cuchillo jamonero. La tercera agresión fue la más violenta, sostiene Fiscalía. Se encontraron en la calle, en Cangas del Narcea, la llevó a un callejón y tras una primera paliza que la hizo sangrar e intentar ahogarla, le miró el móvil, para luego seguir golpeándola.