Manuel Álvarez Méndez, de 76 años y oriundo del pueblo ibiense de Fondodevilla, desapareció en Costa Rica el pasado 2 de febrero. En el país latinoamericano tenía varias propiedades desde hace más de 30 años y allí se trasladó desde su lugar de residencia habitual, San Francisco (California, en Estados Unidos), el mes pasado, por un posible fraude con las mismas. En concreto, Manuel Álvarez estaba en el distrito de La Garita de Alajuela, ciudad próxima a la capital, San José, y fueron sus vecinos los que dieron la voz de alarma después de que a partir del día 2 de febrero no volviera por su casa y no contestase a las llamadas.

La familia ha interpuesto denuncias tanto en Costa Rica como en España y las fuerzas de seguridad de ambos países están llevando a cabo la investigación de la desaparición. "También nos hemos puesto en contacto con la embajada española allí y el canciller, lo estamos buscando por todos los sitios", explica su hija Gloria Álvarez desde Madrid que pide colaboración ciudadana para encontrar a su padre.

"Necesitamos una pista"

"Lo único que sabemos seguro es que desapareció en Costa Rica porque aparece registrada su entrada al país, pero no su salida. Por ello necesitamos que quien haya podido ver algo nos proporcione alguna pista para poder encontrarle", comenta su hija, quien está segura de que su padre está retenido en contra de su voluntad. No obstante, la familia no ha recibido ninguna llamada solicitando un rescate.

"Lo que queremos y necesitamos es que aparezca ya porque son muchos días sin saber de él; estas cosas hasta que te tocan parece algo que solo pasa en las películas", insiste Gloria Álvarez.

A Costa Rica se ha desplazado en los últimos días la familia que el desaparecido tiene en Estados Unidos, su hermano José Luis Álvarez y su hija Alba Álvarez. En el cartel que han repartido por la zona y en sus redes sociales apuntan a que tienen sospechas de que "lo pudieron trasladar en transporte acuático a alguna cercanía de Costa Rica, islas cercanas e incluso países vecinos como Panamá, Colombia o Nicaragua".

Manuel Álvarez ya estaba jubilado, después de regentar un restaurante en San Francisco, y viajaba continuamente. Solía ir con frecuencia a Costa Rica y también a España, donde viven tres de sus cinco hijos y aún mantiene relación con su localidad natal en Ibias. Este viaje a Costa Rica no fue de placer, sino para intentar solucionar un problema con sus propiedades. Según relata su familia, sus vecinos le habían avisado de que una persona estaba falsificando su firma para vender sus casas. Había llegado en el mes de enero al país centroamericano y, a finales, se había puesto en contacto con uno de sus hijos para felicitarle por su cumpleaños. Fue de las últimas veces que su familia supo de él.