Hasta ocho empresas "trucha" (el Fisco llama así a las firmas tapadera escurridizas, que aparecen y desaparecen) llegó utilizar el castrillonense José Antonio Menéndez Martínez, un empresario dedicado a la compraventa de material informático, para defraudar a Hacienda 4,5 millones de euros. A partir del martes se sienta en el banquillo junto a nueve compinches -entre los que se cuentan sus padres, su hermana, su cuñado, su entonces esposa y también una charcutera barcelonesa- en la Sección Tercera de la Audiencia, para responder de un fraude cometido en los años 2008 y 2009. La cosa no es una broma: el ministerio público pide penas que suman 27 años de prisión -diez y medio sólo para el "cerebro" del fraude- y el pago de multas por importe de casi 48 millones de euros.

El "plan" que montó José Antonio Menéndez Martínez no era muy distinto del que le había llevado a la cárcel unos años antes, en 2006, cuando fue condenado a dos años y medio de prisión y al pago de 9,7 millones de euros por defraudar a Hacienda 4,3 millones. El castrillonense y sus familiares contaban con cuatro empresas legales, que en este tipo de fraude se denominan "pantalla", todas con nombre muy "tecnológico": Eds, Orios, Dominium y Bronium. Pero es que las "truchas" utilizadas no le iban a la zaga: Lunamar Consulting, Pura Vida Eco Luz, Bon Professional Construct..., todas ellas sin actividad alguna.

El castrillonense simulaba que eran estas últimas empresas las que compraban el material informático en el exterior, ahorrándose el pago del IVA intracomunitario. Luego simulaba que esas mismas empresas vendían el material a sus propias sociedades. En ese momento, las empresas "trucha" deberían haber pagado el IVA, pero no lo hicieron, esfumándose a los ojos de Hacienda. No por otro motivo reciben el nombre del salmónido: salen a la superficie, actúan y vuelven a sumergirse. Cuando se intenta investigarlas, se comprueba que no tienen actividad ni sede social, y que sus titulares son personas con problemas económicos, toxicómanos o indigentes absolutamente insolventes. Una vez consumada esta doble simulación, las empresas "pantalla" del castrillonense vendían sus productos a otras empresas o a los usuarios finales. El negocio era redondo: se evitaba pagar el IVA o incluso vender los productos a un precio más bajo que el de sus competidores, con lo que se lo quitaban de las manos. A este entramado se le denomina fraude "trucha" o "carrusel".

¿Y qué hizo con el dinero? Pues comprarse pisos en Madrid, una casa en Santianes de Onís, un Mercedes de 47.000 euros, cancelar préstamos millonarios... A Menéndez Martínez lo cazaron en 2010 en Pozuelo de Alarcón (Madrid), cuando se alejaba de una de las viviendas a bordo de un Audi. Pero es que además tiene pendiente otro procedimiento por haber defraudado casi 50 millones de euros entre 2004 y 2007, por el mismo método.

En el juicio que comienza el martes y se prolongará hasta el jueves, las defensas corren a cargo de Celestino García Carreño y José Manuel Fernández González, entre otros.