"Fue un terremoto duro, de 7,2 grados. Me sorprendió en la empresa, a las seis menos veinte de la tarde, pero ha seguido temblando toda la noche", aseguró ayer el empresario salense Manuel Horacio Rodríguez Díaz, que tiene su compañía, Romasa, en Oaxaca. El terremoto de Oaxaca no causó muertos en el momento de producirse. Sin embargo, el helicóptero en el que viajaba el ministro del Interior, Alfonso Navarrete, cayó sobre una camioneta en la que estaba durmiendo una familia, por miedo a un nuevo temblor, causando la muerte de trece personas.

"Cuando se produce un seísmo tan fuerte te ves impotente, no sabes adónde correr, tienes que alejarte de puertas y vidrios", indicó el empresario, de 79 años, que hace un decenio saltó a las primeras páginas por su segundo secuestro en tierras mexicanas. "Fue un retiro espiritual de seis meses", bromea este hombre que lleva 62 años en México, pero que ha regresado con frecuencia a Asturias.

"En éste no ha habido daños. El del 7 de septiembre fue peor, de 8,2 grados, y el del 19 fue devastador, con muchos muertos", aseguró el salense, natural de Cermoño. "Afortunadamente, el edificio de nuestra empresa es fuerte", indicó Rodríguez. Pero es lo que hay: "Estamos en la falla de San Andrés, que nos viene desde San Francisco".