"Sentimos impotencia y rabia, uno no puede hacer nada", lamentaba ayer en Llano Manuel González, tío de Onésimo González, desaparecido en el pueblo de Cangas del Narcea hace más de diez días. Manuel González y Josefina Campal son la familia más cercana que tiene el desaparecido, de 43 años, después de su hermano, con quien vivía en la casa familiar de la localidad canguesa. "Encontraron su caña de pescar y nos dicen que están haciendo todo lo posible y esperamos que lo hagan", apuntó González. Destacó que su sobrino desaparecido es "el más noble" de los dos hermanos. "Tenía buen corazón y en el pueblo veo que se le quiere", añadió. Una relación más distante mantienen con el hermano, con el que no han hablado del tema. "Es como hablar con una piedra, no hay por dónde echarle mano", señaló el tío.

La caña de pescar es hasta ahora la principal pista recogida durante el rastreo que se está realizando en el río Narcea. La encontró un agente de la Guardia Civil en el agua el lunes, a tan sólo 300 metros de la casa del desaparecido, y fue identificada por los vecinos como perteneciente al desaparecido, sin duda alguna. El hallazgo permite a la Benemérita dar credibilidad a la versión que maneja sobre el caso, que sitúa a González pescando en una peña cercana a su casa, de la que pudo caer al Narcea.

La investigación continuó ayer en el río. Las patrullas de Seguridad Ciudadana intensificaron la búsqueda entre el pueblo cangués de Corias y el Puente del Infierno. Además se sumaron el Grupo de Rescate en Montaña (GREIM), que actuó en la zona más encañonada del río, en Pilotuerto (Tineo), y el Grupo Especial de Actividades Subacuáticas de la Guardia Civil (GEAS), que se centró en el embalse de Pilotuerto. Además, medio centenar de vecinos de la parroquia y voluntarios organizaron una salida para rastrear de nuevo el tramo de río que va de Llano a Cangas del Narcea. Hoy, a las diez de la mañana, retomarán la búsqueda desde el barrio de Ambasaguas, en la villa canguesa.