Jordi Magentí, el presunto asesino de dos jóvenes en el pantano de Susqueda, le contó a su compañero de celda, el mismo día de su ingreso en prisión, que quien había matado a la pareja era "su hijo" y que él le había ayudado a deshacerse de los cuerpos porque se lo debía: "Yo maté a su madre". Los investigadores, advertidos por la dirección, concluyeron que era creíble que hubiera contado esa historia, aunque todo apunta a que fue él el asesino.