Una inglesa de 41 años ha sido condenada a dos años y medio de cárcel por dejar morir a su madre cubierta de heces en un sofá y sin cambiarse de ropa en una década. En 2014, la policía encontró el cuerpo de Cecily Kurtz, una depresiva de 79 años, "cubierto de pies a cabeza" de excrementos. Su hija, una abogada especializada en el cuidado de ancianos, "dejó que se pudriera", según la sentencia, y no fue a verla en diez años. Cuando levantaron el cuerpo, sus pantalones se desintegraban, su ropa interior blanca era "marrón caoba oscuro". Pesaba 39 kilos.