Un vecino de A Coruña de 37 años ha reconocido ante el juez haber maltratado, tanto física como psicológicamente, a su mujer, con la que se casó en 2003, y a su hijo, nacido en 2008, a quien llegó a tirar de las orejas hasta conseguir que sangrase. Durante la relación, "prácticamente desde el principio", según la sentencia, sometió a su pareja y, después, al niño "a un maltrato emocional y psicológico con el fin de imponer su voluntad". La situación se prolongó hasta diciembre de 2015, cuando la mujer, al comprobar que sus conductas eran cada vez más violentas hacia el menor, denunció los hechos.

La afectada declaró ante los agentes numerosos episodios de maltrato y testificó que su marido pretendía convertirlos al islam y que les obligaba a hacer el ramadán. "No dudó en tener comportamientos violentos, agresivos y conductas destructivas en el hogar. Los insultaba, vejaba e intimidaba para someterlos a su criterio y reforzar su dominio sobre ellos", describe el Ministerio público en su informe.

El abogado defensor llegó a un acuerdo con la Fiscalía sobre la pena antes del juicio. El imputado se declaró culpable y aceptó ser condenado a un año y nueve meses de cárcel por cometer un delito contra la integridad moral; a 240 días de trabajos en beneficio de la comunidad por cuatro delitos de lesiones; y a pagar una multa de 300 euros por un delito leve de daños. Además, el juez le impuso la prohibición de comunicarse y aproximarse a su hijo durante seis años; y, a su exmujer, durante 16 años, así como el abono de una indemnización a las víctimas de 5.000 euros.

La Fiscalía demandaba una condena de nueve años de prisión, aunque finalmente accedió a rebajarla y a que fuese absuelto del delito de amenazas que le imputaba. El sospechoso, tras ser detenido en diciembre de 2015, permaneció en prisión preventiva en Teixeiro durante dos meses. Después, le concedieron la libertad con la condición de que no entrase en el término municipal de A Coruña, por lo que se desplazó a vivir a una localidad de la provincia de Pontevedra. El condenado estuvo vigilado mediante una pulsera telemática durante más de dos años para impedir que accediese a A Coruña. El dispositivo se lo retiraron el día del juicio.

Un año antes de la denuncia, en el interior de la vivienda que compartían en la ronda de Outeiro, el procesado le tiró de las orejas a su hijo hasta conseguir que sangrase y agredió a su mujer. Los vecinos llegaron a alertar a la policía. En esa ocasión amenazó con degollar a su esposa y a su hijo. La semana anterior a que la víctima acudiese a comisaría le propinó bofetadas al menor, ante lo que intervino su madre. Entonces, la cogió por el cuello y la lanzó contra el sofá, al tiempo que le espetó: "La próxima vez te voy a reventar la cara a hostias".

El día en el que la afectada pidió auxilio a la policía, el 19 de diciembre de 2015, el sospechoso se levantó de la cama a las 14.00 horas y comenzó a gritarle en presencia de su hijo de siete años por no haberle despertado: "Eres una puta, te voy a hacer la vida imposible a ti y a tu hijo, te voy a matar, yo me iré a la cárcel, pero tú te vas al cementerio". La mujer se fue a la cocina, pero el procesado la echó y se quedó a solas con el niño, a quien agredió porque le dijo que no quería comer. Después, entró en el salón, agarró, zarandeó y arrastró a su mujer hasta la cocina y comenzó a vejarla.

El niño, ante esta situación se fue "absolutamente atemorizado" a su habitación. Mientras, su padre gritaba: "Te voy a meter un cuchillo por la cona, zorra de mierda". La mujer intentó pedir socorro a través de una aplicación del móvil, pero le rompió el teléfono. La víctima, tras la agresión, le dijo que iba a ir a casa de su madre, ante lo que le respondió: "No vas a ningún lado, como salgas por la puerta ya verás, no te doy permiso". Finalmente, la mujer consiguió salir del piso con unas llaves que el sentenciado desconocía que tenía y pedir auxilio a la policía. Su marido se había ido dejándola encerrada con su hijo.