La Audiencia Provincial rechaza volver a celebrar una nueva vista en el caso de la palomita de Ibias, tal como pretendía la médica condenada, Estíbaliz Valdés. El tribunal considera que la celebración de esa nueva vista podría buscar una nueva valoración de las pruebas y una repetición de las declaraciones de los peritos presentados durante el juicio celebrado el pasado noviembre en el Juzgado de lo penal número 1 de Oviedo. El magistrado titular de este Juzgado, José María Serrano, terminó condenando a la facultativa del HUCA a una pena de un año de cárcel y tres de inhabilitación. El tribunal tendrá que dirimir no obstante el recurso presentado por la defensa de la médica, que reclama la libre absolución y la anulación de la condena, al considerar que la doctora actuó conforme a la lex artis y que la muerte de la niña ibiense fue "un caso desgraciado".

Estíbaliz Valdés fue condenada por la muerte de la niña Ana Suárez Fernández, que se atragantó con una palomita y falleció tras un inútil peregrinar por diferentes médicos. La sentencia considera que la médica debería haber practicado una broncoscopia.

El fallo condenó a la cirujana pediatra del HUCA al pago de una indemnización de 130.000 euros a los padres de la pequeña, cuyos intereses defendía el letrado avilesino Ignacio Pérez Arévalo. La Fiscalía solicitaba año y medio de prisión y cuatro de inhabilitación, que la acusación particular elevaba a cuatro de prisión y seis de inhabilitación.

Durante el juicio, la defensa de la médica trató de demostrar que la broncoscopia a la menor no estaba indicada y que la hubiese puesto en peligro de forma innecesaria. En la sentencia ha sido clave la opinión del médico forense, que indicó que solo la broncoscopia hubiese salvado a la niña. "Extremé las precauciones", llegó a decir la mujer.

La niña falleció el 14 de marzo de 2013 por anoxia encefálica por insuficiencia respiratoria aguda, debido a la obstrucción de la tráquea por un grano de maíz, cinco días después de haber ingerido una palomita. La facultativa atendió a la pequeña en el HUCA tras ser derivada desde el Hospital de Cangas del Narcea ante la sospecha de la presencia de un cuerpo extraño que dificultaba su respiración.

Añade que, al darle el alta al día siguiente pese a que la pequeña presentaba hipoventilación "sin cerciorarse de la presencia del cuerpo extraño" y sin realizarle la broncoscopia para extraerle la palomita, tal y como reclamaron los padres, la médica "actuó con ausencia de prevención, diligencia, olvido de normas elementales de cuidado" y por tanto "no obró conforme a la lex artis, conforme a los conocimientos propios de su actividad profesional". La doctora creó "una situación de riesgo, previsible y evitable, infringiendo las elementales normas de precaución".