Lucile García, una de las dos agentes asesinadas en el ataque terrorista del pasado martes en Lieja (Bruselas), era de origen asturiano. Sus padres, Lalo e Isabel eran oriundos del concejo de Castrillón, donde aún tienen un piso en Piedras Blancas que utilizan para venir de vacaciones y reencontrarse con sus familiares. La muerte de esta castrillonense ha hundido a la familia en un profundo dolor. De 54 años, deja un hijo de 29 y una nieta. Hace sólo unos ocho años que había muerto otro de sus hijos (eran gemelos) en un accidente de tráfico. Lucile se había casado hacía solo unas semanas con un compañero de trabajo, y era muy conocida entre los aficionados del Standard de Lieja porque entre sus cometidos, vigilaba la seguridad en el estadio de este equipo cuando jugaba en casa, según los medios belgas.

"La familia está desecha. Ella y su hijo, Boris, lo habían pasado muy mal con la muerte del otro hijo, Axel, gemelo del que vive, y ahora que se estaban recuperando, esta tragedia", relató una prima de la familia.

"Esto ha sido terrible para todos. Venían en el verano y Cati -como llamaban en la familia a Lucile- estuvo aquí en la Semana Santa del año pasado. La familia está destrozada", aseguró Antonio José Villanueva, cuyo padre es primo de la agente fallecida.

Benjamin Herman acabó el martes con las vidas de Lucile García, su compañera Soraya Belkacemi, de 44 años, y el joven estudiante de 22 años Cyril Vangriecken. El Estado Islámico reclamó ayer la autoría del ataque, según informó la agencia Amaq, vinculada al grupo yihadista.

El autor del ataque, que fue abatido a tiros, era de nacionalidad belga y tenía numerosos antecedentes penales por consumo de estupefacientes y robos. Según la investigación, Herman, de 31 años, atacó con un cuchillo a las agentes Lucile y a Soraya en una calle céntrica de Lieja, y le robó sus armas, con las que les disparó y mató. Después hizo lo mismo con Cyril Vangriecken, de 22 años, que estaba sentado en el asiento del copiloto de un coche aparcado en las inmediaciones.

Herman se dirigió después a un centro educativo próximo, y allí tomó como rehén a una empleada de la limpieza. Fue al salir de este inmueble cuando la policía le abatió a tiros mientras gritó en varias ocasiones "Allahu Akbar" (Alá es grande).

Lalo e Isabel, que era de la pequeña localidad de Villar, se trasladaron a Lieja en los años 50. Tuvieron cuatro hijos, Ana, Lalo, Lucile e Isabel, que había nacido en Asturias y que falleció hace seis años.

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Tiroteo en Lieja

"De pequeña era guapísima. Rubita, con los ojos azules, muy alegre y con una mirada muy pícara. Siempre estaba contenta. Era una dulzura", aseguraba ayer a este periódico una familiar que prefirió mantener su anonimato.

Los padres de Cati, ya octogenarios, están profundamente afectados por el fallecimiento de su hija. "Son mayores y esto es terrible y más en esas circunstancias", añadió.

Piso en Piedras Blancas

Isabel, la madre de la agente asesinada por el yihadista Herman, fue sometida a una operación hace sólo unas semana. "Tanto ella como Lalo están destrozados", aseguró Antonio Jesús Villanueva.

Lalo e Isabel tienen un piso de su propiedad en el centro de Piedras Blancas, que ocupa la familia cuando viene de Lieja a pasar sus vacaciones a Asturias. "Yo con el que más trato tenía era con Boris, con el hijo de Cati, porque somos de la misma edad. Cuando murió su hermano Axel, en un accidente de tráfico, fue terrible para toda la familia", relató Villanueva. Ana, la hermana mayor de Cati, es la que con más frecuencia viaja a Asturias. "Ahora será más complicado, porque la situación familiar que tienen allí es muy difícil, según le han contado a mi padre", añadió. "Todo esto es terrible. Es muy mala suerte todo lo que les ha pasado".