Sonó y sigue sonando para presidir el PSOE. Pero Javier Fernández, por lo visto en los últimos días, no está por la labor. Y así se lo ha querido dejar claro al nuevo líder socialista, Pedro Sánchez. No es que el secretario general de la FSA se niegue en rotundo a asumir el cargo, pero a buen entendedor, pocas palabras bastan. El jefe del Ejecutivo del Principado ha querido salir al paso de este posible nombramiento de forma inmediata, consciente de que posiblemente era ¿o es? el candidato con más opciones para presidir el PSOE.
En el entorno del líder de la FSA están convencidos de que tras sus declaraciones del martes ("no tengo en mente presidir el PSOE") se ha abortado la operación encaminada a situarle en la dirección honorífica del Partido Socialista. Una certeza ésta del equipo de confianza del presidente del Principado que no comparten otros cualificados dirigentes del partido, que siguen considerando a Javier Fernández la persona más adecuada para tan relevante puesto. No es descartable que en los próximos días y durante el congreso del fin de semana el político asturiano sea presionado por otros líderes regionales y nacionales para que modifique su postura.
Javier Fernández considera que en donde mejor puede servir al Partido Socialista es en el Consejo Territorial que preside en estos momentos, órgano que parece que pasará a denominarse Consejo de Política Federal del PSOE. El secretario de la FSA sí aceptaría, sin poner objeción alguna, continuar al frente del mismo. Incluso propondría que se le diera mayor relevancia, mayor protagonismo, ante los retos territoriales que deberá afrontar España, entre ellos, fundamentalmente, el debate soberanista catalán y, por supuesto, la discusión del sistema de financiación de las autonomías. Precisamente ésta futura controversia entre regiones puede ser una de las causas que han llevado a Javier Fernández a descartarse como candidato a la presidencia del PSOE. Es consciente de que en los próximos meses las tensiones entre comunidades van a ir en aumento y que lo que defienden él y la otra presidenta socialista, la andaluza Susana Díaz, no tiene nada que ver.
