Diputado y vicesecretario de organización del PP de Asturias

El síndrome confusional presupuestario del socialismo

La reacción de la FSA ante las cuentas generales del Estado

Lo habitual y norma de los gobiernos socialistas salientes es exprimir las arcas del país irresponsablemente, dejando España sin presupuesto con tal de atraer votos. Pese a todo, si comparamos la situación actual con la que había hace cuatro años, a este país no lo conoce ni la madre que lo parió, como diría el "filósofo" Alfonso Guerra. De ser el problema, hemos pasado a ser la solución. Y esa es una realidad incontestable.

Pero esa realidad, que viene bien a los españoles y a los asturianos, no le viene bien al PSOE. De ahí la desfachatez del partido socialista y del gobierno de Javier Fernández de pedir que no se vote a favor de los Presupuestos Generales del Estado. Desde el altavoz de un gobierno autonómico se está pidiendo que España no tenga Presupuestos en 2016. Impresentable.

Impresentable y paradójico, porque se da la circunstancia de que el señor Javier Fernández, que sigue en la vagancia política, extrema en este caluroso mes de agosto, no hace más que exigir responsabilidad a los partidos asturianos de la oposición para poder aprobar los próximos presupuestos del Principado. No se puede ser tan caradura de pedir lo mismo y lo contrario, a conveniencia.

Podríamos pensar que la ocurrencia se debe a un golpe de calor. Aunque todo apunta a que es fruto de una estrategia preelectoral de los socialistas, única para toda España y orquestada por Pedro Sánchez. De hecho, el mensaje ofrecido por el PSOE sobre los Presupuestos Generales del Estado ha sido uniforme en todo el país. Decepcionantes para los socialistas de Extremadura y Ceuta. En Melilla y Cataluña hablan de maltrato. Electoralistas, en Madrid y Aragón. Sin credibilidad, en Navarra. Ofensivos para el PSOE de Murcia y antisociales para el de Canarias. En La Rioja los ven como un retroceso; en Castilla La Mancha, tramposos; en Andalucía, discriminatorios; e hipócritas en Galicia. Que castigan a Cantabria y Baleares. Que son malos para Castilla y León, que atacan al corazón social del País Vasco... Y, en el Principado, más de lo mismo.

En todas partes, el socialismo ha salido con el mismo cantar. Pero, analizadas sus críticas en conjunto, y por pura estadística, no tiene razón de ser que todos los territorios se sientan discriminados, desatendidos o castigados por los Presupuestos Generales del Estado. Así que cabe pensar que el PSOE manipula o miente.

En el caso de Asturias, los encargados de reproducir al dedillo el argumentario preelectoral del PSOE fueron los consejeros Guillermo Martínez y Belén Fernández, y el honoris causa de los diputados Antonio Trevín, de quien recordamos su "brillante" labor como delegado del gobierno de Zapatero (es una ironía, claro). Esos que hoy se echan las manos a la cabeza no replicaron tanto, sin embargo, cuando el ex ministro de Fomento José Blanco terminó la pasada legislatura sin materializar las maquetas del plan de vías que su secretario de Estado había presentado a bombo y platillo en Gijón. Desde el propio ministerio se llegó a reconocer entonces que no se disponía de financiación para una obra de tal magnitud.

Ahí están las hemerotecas, aunque a los socialistas asturianos les falle la memoria y el gobierno del Principado confunda institución con partido, tomando las riendas de este frente común contra el gobierno legítimo de España y sus Presupuestos Generales para 2016. En otras comunidades, sus camaradas hablan de enmendar, modificar o añadir partidas. Aquí van más allá y proponen que no se apoyen esos presupuestos, que se deje al país sin cuentas. O lo único que les importa es "lo suyo" o lo que les pasa a los socialistas es que, con el tiempo, se olvidan de los hechos y entran en síndrome confusional.

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