Hubo un alcalde socialista de un destacado concejo del centro de Asturias cuyas aventuras y ocurrencias rozaban la fantasía y que confesaba totalmente en serio haber visto a la Virgen durante el despertar de una operación de corazón. La santa en cuestión, según aseguraba, tenía el bello y angelical rostro de su hija y aquella visión había tenido como misión ayudarle a seguir adelante en la vida.

Hay gente proclive a las apariciones, pero no todas se producen en situaciones igual de dramáticas. Recientemente, le preguntaban en una entrevista al periodista radiofónico Carlos Herrera, todo un amante de la mejor gastronomía, ante qué plato sintió que se le aparecía la Virgen. Se referían a su último recorrido por el Camino de Santiago, que hizo el pasado mes de junio. Y Herrera confesó que la milagrosa aparición de Nuestra Señora se había producido "ante una fabada en Asturias que parecía hecha por orfebres florentinos". Resultaría en apariencia fácil adivinar qué fabada exactamente fue la que desató el arrobo místico de Herrera, pues el periodista es el rey de Twitter, donde cuelga miles de "selfies" antes, durante o después de cada fartura. Resultaría fácil saber qué fabada escondía el milagro si hubiera una única fabada: lo que aparece en el tuiter es una sucesión de ellas que indigesta la retina.