Me siento orgulloso de que mi ciudad haya manifestado su deseo de acoger a refugiados de la crisis humanitaria que nuestro continente está sufriendo. Creo que la sociedad asturiana ha mostrado su grado de solidaridad con la crisis de desempleo vivida por nuestro país. Creo que seremos mayoría los que sigamos apoyando la solidaridad en las circunstancias actuales.

Oviedo dispone, en los edificios de la vieja Residencia sanitaria y en el viejo HUCA, de un ingente espacio habitacional no empleado. Seguro que hay proyectos para convertir esos metros cuadrados en espacios de lujo y enriquecer a quien no se lo merece. Muchísimo menos dinero se puede emplear para limpiar los viejos cuartos y convertir algunos de esos edificios en espacio habitacional de emergencia.

El año pasado disfruté de una semana en la planta de ictus del viejo Hospital Central mientras esperaba a que el protocolo médico continuara y pudiera obtener la tomografía que necesitaba.

Reflexioné en ese momento sobre la enorme utilidad de ese espacio como residencia universitaria, que tan útil sería en el campus del Cristo. Médicos, enfermeras y pacientes me recordarán como el paciente de ictus que hacía deporte para evitar el tedio. Nuestro rector y compañero me hizo ver que las posibilidades económicas de la Universidad no permitían la conversión en ese momento.

Sigo pensando que destruir los edificios ahora sin uso no es el camino apropiado. Lo sucedido con "La Madreña" no debe repetirse.