Eduardo Lagar

La secesión total

El castigo de vivir en una región sin consenso posible

El localismo es la versión municipal del nacionalismo, pero no es menos dañino. Asturias tiene dos conocidísimas enfermedades con visos de ser terminales: una es el envejecimiento demográfico (y la consiguiente ancianidad de las ideas, que es lo peor), y la otra es ese localismo demoledor que nos convierte en miopes mentales: nuestra vista llega sólo hasta el cordal donde termina nuestro valle y empieza el del vecino enemistado. A partir de esa linde paleta, dejamos de mirar. O miramos con recelo.

La dinámica de esta región tiene un funcionamiento hegeliano a medias: a cada tesis le sigue su antítesis, pero nunca llegamos a hacer la síntesis que nos haría subir un escalón del progreso. Atascamos ahí. El pensamiento asturiano suena siempre con la disonancia de un guirigay de chigre. Nunca llega a hacerse coral. Aquí la música siempre la puso un gaiteru solitariu que, a lo sumo, se dejaba acompañar por un tamborileru. Lo de la banda de gaiteros al unísono es un invento de última hora para los premios "Príncipe" o los domingos de turista en Oviedo. Asturiano de verdad nun ye.

Asturias termina en "s". Es un concepto plural hasta el infinito. El asturiano es intensamente secesionista del asturiano. Hasta el agotamiento. Lo que está pasando en las cámaras de comercio es otro reflejo más de esa mentalidad suicida. Dan ganas de llorar al ver cómo los empresarios no consiguen ponerse de acuerdo ni para ganar más dinero. Aquí el incentivo suele ser inverso: excita más la ruina del otro que la fortuna propia.

A cualquier lugar donde mires, está la maldición localista. Impregna incluso las iniciativas que supuestamente llegan para acabar con el pasado mohoso. Así, por ejemplo, el movimiento de Podemos en Asturias está ya fracturado por la agotadora y eterna bipolaridad entre "los de Oviedo" y "los de Gijón".

Esto es lo que somos: somos esa región del norte de España en la que ya hay dos asociaciones de criadores de pita pinta (la gallina autóctona) y las dos están seriamente enfrentadas entre sí.

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