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En corto y por derecho

Un asesino anda suelto...

La política consiste, en la mayoría de las ocasiones, en hacer en el gobierno lo contrario de lo que se predicaba en la oposición. O viceversa. El cambio de signo político del Ayuntamiento de Oviedo, con el ocaso de la derecha y el amanecer de la izquierda tripartita, está volviendo el mundo del revés. Ayer mismo, en el Pleno, Fernando Fernández Ladreda, "número dos" del PP ovetense, expresidente del Club de Tenis de Oviedo, salió a defender una moción de su partido donde hacía una defensa de la unidad de España como sólo sabe hacerlo la gente de orden. Hasta ahí, todo normal. Sin embargo -y he ahí la mutación-, Fernández Ladreda fue visto acompañando en sus protestas a los trabajadores del servicio de Recaudación, muy pegadito a la pancarta, muy contento con la protesta que estos empleados de la empresa que gestiona los tributos están focalizando en Rubén Rosón, concejal de Economía y Empleo, podemista, polemista y partidario de los escraches que ahora él mismo sufre. Como ven, el mundo al revés.

Puede que la Junta General del Principado entre en hibernación ante la proximidad de las elecciones generales, que llegarán con el turrón. Pero mientras sus señorías piensan si toman unas vacaciones previas a las vacaciones de Navidad, algo de actividad política aún late en el Parlamento regional. Ayer, en la Comisión de Empleo, comparecía el consejero Francisco Blanco. Defendió la labor de la Sociedad Regional de Promoción (SRP) al apoyar económicamente a empresas que recibieron fondos mineros como Venturo XXI y Alas Aluminium y que luego fracasaron. Lorena Gil, diputada de Podemos, le espetó: "Si usted fuera detective y hubiera un asesino en serie en la ciudad, estaríamos todos muertos antes de que usted se enterara".

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