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Una coalición estratégica

Los buenos políticos compiten como estrategas con los empresarios de éxito y los grandes militares. Reaccionan rápido a los movimientos electorales de los ciudadanos, más cuando estos anuncian cambios de alcance impredecible. Ya no hay duda de que algo así es lo que está sucediendo en España. El acuerdo de coalición entre el PP y Foro para concurrir juntos a las elecciones generales es una sencilla maniobra de inteligencia política, que tiene escasos precedentes en Asturias.

Algunos lo ven como el abrazo de reconciliación de viejos camaradas de partido que pone punto final a un enfrentamiento. Otros entienden que el partido grande ha reabsorbido al pequeño, que estaría en trance de dar por terminada su fugaz aventura surgida de una escisión del primero. La presidenta del PP ha explicado que el pacto está concebido en interés de Asturias. Damos por supuesto que los partidos actúan siempre orientados a ese fin. No obstante, en tal caso es ineludible preguntar por qué el PP y Foro limitan su iniciativa conjunta a las elecciones y la eventual investidura de Rajoy y hasta la fecha han excluido del acuerdo precisamente el ámbito de la política autonómica y municipal.

Por su parte, la presidenta de Foro, en la necesidad de vencer las reticencias que la confluencia con el PP pueda suscitar entre los afiliados y votantes de su partido, ha justificado la coalición apelando al riesgo que corre la unidad de España, la ardua negociación del nuevo sistema de financiación autonómica a la que tendrá que enfrentarse Asturias y la aritmética electoral. Su alusión al "fielato del Sr. D`Hont" resulta cuando menos confusa, porque es una fórmula proporcional que amplía las posibilidades de los partidos pequeños como Foro de alcanzar los escaños sin necesidad de unirse a otros partidos y, sin embargo, son las fórmulas mayoritarias, particularmente en las segundas vueltas, las que suponen un fuerte incentivo para la formación de coaliciones electorales.

En realidad, la razón del pacto es la conveniencia mutua de ambos partidos. Lo que pretenden los dos partidos coaligados es detener la fuga de votos de votantes suyos hacia Ciudadanos que se está produciendo y convertir la suma de los votos de ambos en el mayor número posible de escaños. Así como la conducta de los votantes del PP y de Foro ha sugerido al politólogo Joan Font la necesidad de revisar la teoría del llamado voto útil, en esta ocasión los dos partidos han diseñado sus estrategias electorales con arreglo a esa pauta. Siempre que sus votantes estén conformes con el acuerdo, la coalición puede aspirar a tener la lista ganadora en Asturias, lo que se antoja bastante improbable si acudieran por separado a la cita electoral.

El PP asturiano será el vencedor de las elecciones, conseguirá restar un escaño o dos a sus adversarios y así podrá estar un poco más cerca de lograr su principal objetivo, que es conservar las llaves de La Moncloa. La coalición permitirá a Foro repetir en su escaño, que perdería fácilmente si se presentara en solitario. De esta manera, Foro evitará una derrota y su salida del Congreso que de otro modo se daban por seguras. La decisión definitiva sobre su futuro se pospone hasta las próximas elecciones autonómicas, si las circunstancias no la precipitan antes.

Pero los términos del acuerdo no dejan traslucir el espíritu de colaboración y la sintonía que transmiten los pactos firmados por el PP con UPN y el PAR, que dan continuidad a un largo historial en el que han sumado fuerzas en todos los ámbitos políticos donde han coincidido. La presencia de Rajoy, primero en Pamplona y horas después en Zaragoza, para renovar los pactos refuerza esta impresión.

Aunque los dirigentes de los dos partidos asociados en Asturias han puesto como modelo el acuerdo de sus homólogos en Navarra, su posición en la política regional guarda más parecido con la que ocupan respectivamente el PP y el PAR en Aragón. Los candidatos regionalistas en Aragón irán en las listas de las tres circunscripciones para el Congreso en puestos que hacen muy difícil su elección. A pesar de ello, han comprometido la incorporación de sus parlamentarios elegidos al grupo popular, la inclusión en el programa de 12 puntos concretos referidos a cuestiones institucionales, económicas y culturales de primer orden, el reparto tanto de gastos electorales como de subvenciones, y hasta una línea de acción común en la Federación de Municipios y Provincias.

En Asturias, por el contrario, Foro ha puesto cierto empeño en preservar del acuerdo la ubicación parlamentaria de sus candidatos electos, el sesgo asturianista de su discurso político, pues diferencias ideológicas con el PP no tiene, y su autonomía en la Junta General y los ayuntamientos.

Teniendo en cuenta que la trayectoria de Foro ha sido vertiginosa y que ha mantenido hostilidades con el PP hasta ayer mismo, es pronto para sacar conclusiones de este acuerdo sobre la relación entre ambos partidos en el futuro. Aun así, la coalición que han decidido formar es un acierto pleno de sus dirigentes para sus respectivos intereses electorales y ayuda mínimamente a simplificar y clarificar el panorama político asturiano. No es poco, cuando todas las señales nos indican que desde 2011 vamos justo en la dirección contraria.

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