Alberto Menéndez

Subrepticio

Cerrar sin más polémica el debate en torno al pacto suscrito por el PP y Foro. Eso es lo que más les gustaría a los responsables de ambas fuerzas políticas en este momento. Acometer como si nada hubiera pasado lo que queda de precampaña y la campaña electoral del 20-D. Pero es que son tantas las incógnitas respecto a cómo se gestó esta coalición, por parte de quién y a cambio de qué que es imposible que no se siga hablando de ello durante bastante tiempo. Intentar despachar en una semana lo que significan cinco años de duros enfrentamientos, de ruptura total de relaciones entre populares y casquistas, es imposible.

¿Alguien que conozca a Francisco Álvarez-Cascos puede pensar realmente que todo lo negociado entre el PP y Foro se ha puesto encima de la mesa?, ¿que todo se encuentra concretado en los folios que fueron firmados en el Parlamento asturiano por las presidentas regionales de ambos partidos, Mercedes Fernández y Cristina Coto?, ¿que no hay nada más detrás?

Hasta ahora se desconoce si Mariano Rajoy -o alguien de su entorno más próximo- y Álvarez-Cascos mantuvieron algún tipo de contacto en las últimas semanas o meses. Que no lo hubiera habido parece poco probable. ¿De quién partió la idea de buscar un acercamiento? Por supuesto que tras la iniciativa hay, fundamentalmente, motivos políticos. Pero, ¿sólo ésos?

Un político de la experiencia de Francisco Álvarez-Cascos era consciente desde hace mucho tiempo (se podría decir que desde los comicios de 2012) de que su partido no tenía futuro a medio plazo. Las elecciones de mayo se lo confirmaron. Pero también sabía que la pérdida creciente de votos del PP de Mariano Rajoy le abría una puerta a una posible entente. O a un sometimiento pactado más bien. Pero se supone que no a cambio de nada. Eso es lo que falta por conocerse del acuerdo.

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