Ésta ha sido una mala legislatura para la inmensa mayoría de los españoles. Fueron cuatro años fallidos para el avance de las infraestructuras y para la modernización de nuestra economía productiva. Estuvo marcada por el recorte de derechos y libertades, la merma del Estado del bienestar y la falta de reacción contundente contra la corrupción. También en Asturias.

Asturias no sólo dejó de ser una prioridad para el Gobierno de Rajoy, sino que ni tan siquiera encontró hueco en su agenda.

El Gobierno de España del PP aplicó a nuestra comunidad autónoma una sequía inversora que imposibilitó el desarrollo previsto de nuestras grandes infraestructuras. La Alta Velocidad ferroviaria tuvo un avance cansino, a golpe de ocurrencia y con desgana. Entre 2005 y 2011 se invertían en la misma 30 millones de euros al mes, pero entre el 1 de enero de 2012 y el 1 de septiembre de 2013, sólo 6 millones de euros, cinco veces menos. Fue un frenazo cansino que contagió al resto de la legislatura. En sus tres primeros años, en la variante de Pajares, se invirtió la misma cantidad que antes se invertía en uno. Cuando las críticas arreciaron aparecieron las ocurrencias: el 30 de septiembre de 2013 Fomento anunciaba en respuesta parlamentaria "la licitación público-privada de las técnicas de energía, señalización y telecomunicaciones de la Variante", de lo que nunca más se supo. La Ministra y el propio Presidente anunciaron su apertura en 2014, pero, visto lo visto, con desgana y poco convencimiento.

Los recortes en las inversiones para nuestros ferrocarriles de Renfe y Feve, ya unificados, se aproximan al 90%: de 32,9 millones de euros en 2011 a 3,5 millones de euros para 2016.

En el aeropuerto de Asturias han previsto una reducción de la pista para certificar su seguridad, con la merma de operatividad que supone. Había otra solución para hacerlo: ampliarla, pero tiene mayor coste y el actual Gobierno priorizó la más barata.

La Autovía del Cantábrico finalizó primero en Galicia que en Asturias, en contra de lo previsto. Para conseguirlo no dudaron, ya en 2012, en recortar en 10 millones de euros las cantidades previstas en el Presupuesto General del Estado (PGE) para los tramos asturianos, al tiempo que las ampliaban en 16 millones de euros en Galicia.

Entre Oviedo y La Espina la autovía pasó del frenazo a no cumplir ni tan siquiera el expediente. En 2012 sólo gastaron 3,6 millones de euros de los 14 millones de euros previstos en los PGE. En 2013 la pararon, en 2014 siguió en igual situación y en este año, electoral, tratan de volver a cumplir el expediente a cámara lenta.

El Metrotrén de Gijón ni está ni se le espera. Tardaron más de tres años en ejecutar la demolición de la plaza del Humedal, aprobada ya en 2011. Y desde entonces, nada.

La autopista del mar entre España y Francia, con base en Gijón, dejó de funcionar con el Gobierno de Rajoy. Casi al mismo tiempo se activó otra, con base en Vigo, respaldada por importantes ayudas públicas. Esperemos que concreten ahora la solución anunciada, pero con decisiones en firme y no, únicamente, con declaraciones en época preelectoral.

Las cifras comparativas del Grupo Fomento para Asturias son elocuentes: la inversión anual entre 2012 y 2015 fue un 64,5% menor que entre 2005 y 2011.

En esta legislatura tampoco hubo respuesta al necesario apoyo y modernización a los sectores básicos de la economía asturiana, la industria y la minería. Faltaron presupuestos, soluciones y voluntad política. El cambio en el sistema de costes eléctricos para las industrias, grandes consumidoras de energía, sólo ha traído incertidumbre para Alcoa, Arcelor o Asturiana de Cinc y dificulta el desarrollo de inversiones necesarias por falta de seguridad jurídica. Este Gobierno no tiene Política Industrial, ni apostó decididamente por consolidar este tipo de empresas como están haciendo otros países.

La minería de carbón asturiana fue acosada sistemáticamente hasta encontrarse en el momento más crítico de su historia. Las eléctricas no están comprando todo el carbón nacional acordado; no hay firmado hueco térmico para el mismo en la producción energética nacional y hoy hay menos empleo y producción que en 2011, menos ayudas y mucho retraso en los pagos. Pero tenemos más ERE, concursos y liquidaciones que nunca. Y se niegan a aprobar el "céntimo verde", a su favor.

Los fondos mineros que deberían compensar la disminución del empleo y la actividad minera sufrieron drásticos recortes. De 385 millones de euros en los PGE de 2011 a 101,5 millones de euros en los de 2012. Encima, de los 53 millones de euros que ese primer año de legislatura popular deberían corresponder a nuestra comunidad autónoma, sólo se destinaron 23,6 millones. Y qué decir de las cantidades impagadas al Gobierno asturiano, a pesar incluso de las resoluciones judiciales que dan la razón a sus demandas al Estado.

La cicatería del actual Gobierno orientó decisiones importantes para nuestros pescadores (en los cupos de capturas de ciertas especies) y para nuestros ganaderos (en las ayudas a los productores de leche afectados por la desaparición de las cuotas).

El sectarismo político impregnó buena parte de las decisiones del Gobierno Rajoy para Asturias. Se les olvidó, por ejemplo, en los PGE, la ópera de Oviedo en cuanto el PP perdió la Alcaldía. Y desde el primer momento acosaron para desmontarlo un proyecto tan emblemático como el de la UTE de Villabona, aunque ello suponga acabar con una buena práctica carcelaria que está sirviendo de referencia para sistemas penitenciarios de todo el mundo.

Esta legislatura quedará definitivamente marcada por casos de corrupción que indignaron a los españoles: "Bárcenas", "Gürtel", "Rato"... En Asturias, "Pokémon". El propio presidente del Gobierno de España reconocía que no habían reaccionado con la contundencia adecuada. Tampoco en Asturias.

El 20 de diciembre los asturianos tendrán ocasión de poner nota a esta legislatura. Estoy seguro de que una gran mayoría dirá al PP que, en Asturias, necesitan mejorar.