Anda el profesorado asturiano revuelto con esto del calendario escolar que los sindicatos docentes proponen renovar. No es una faena de aliño o un quítame de ahí esa fiesta para poner esta otra. Para nada. Cuando hace un mes la Junta de Personal Docente liderada por la entusiasta y guerrera Emma Rodríguez publicó esa propuesta, la de las tres semanas de recuperación de fuerzas en noviembre, marzo y mayo, se dijo que había tiempo para pensar, discutir, matizar, proyectar y decidir. Muchos padres y madres se echaron entonces las manos a la cabeza porque si el sistema educativo no ofrece alternativas, o se trocean las vacaciones paternas (los que puedan) o nos abocamos a una contratación gigantesca de canguros.
Pero el caso es que muchos maestros de Infantil y Primaria y profesores de Secundaria tampoco lo ven claro y subyace cierto runrún en la zona de café de los centros poniendo en cuarentena la iniciativa de los sindicatos. Una idea planteada: un referéndum entre los docentes para que los profesionales digan sí, no o todo lo contrario. Teniendo en cuenta que los niveles de afiliación sindical en el sector de la enseñanza son los que son, o sea, escasos, pedir consulta no es tontería. Para que luego digan que el minuto del café, en medio de la monumental burocracia docente, es una pérdida de tiempo.
