Ahora todo el mundo se horroriza por los fuegos, pero nadie piensa en ellos hasta que huele a chamusquina. El sector ganadero lleva años reclamando el control del matorral, peticiones que nadie ha escuchado. El fuego entra en los pueblos y nadie se paraba a pensar que el matorral estaba a sus puertas.

En estos días es cuando verdaderamente se ve el abandono que sufre nuestro medio rural, la consecuencia de las prohibiciones y los acotamientos a los que día a día se someten sus habitantes. Los políticos se apuran en declarar la catástrofe, sin analizar el origen de las cosas, cuando la verdadera catástrofe es la gestión que ellos están haciendo de nuestros montes. Los bomberos se afanan en buscar culpables, señalando a colectivos enteros, como ganaderos y cazadores, los colectivos más perjudicados por los incendios y los que más han ayudado en su extinción, arriesgando su vida, sus tractores y sus medios para salvar animales, casas y cuadras, sin cobrar nada a cambio. Como reflexión, creo que entre "bomberos no está bien pisarse la manguera" y más cuando el fuego está más vivo que nunca. A la vista de los incendios y su localización, no hace falta ser unas lumbreras para ver que responden a otro tipo de intereses, que espero se aclaren, y de no ser así, no nos los imputen a los de siempre sin pruebas. Ante todo, un poco de respeto al medio rural y a los que en él vivimos.

Desde aquí vuelvo a reclamar una política forestal que permita un aprovechamiento sostenible de nuestros montes, con implantación de pastizales en las áreas de mejor condiciones, los mejores cortafuegos, con la puesta en marcha de quemas controladas que pongan freno al matorral y a la ganadería extensiva como herramienta de control. Las imágenes de la tragedia demuestran una vez más que los únicos cortafuegos eficientes han sido los prados y pastizales mantenidos por los ganaderos para cortar el avance del fuego.

Si los responsables de la gestión del monte no tienen la altura de miras para dar un cambio de rumbo a sus políticas, y dejar de machacar a los que día a día luchan por mantener el paraíso asturiano, creo que lo mejor que pueden hacer es abandonar su puesto y ponerlo a disposición de quien quiera intentar no ponérselo tan fácil a los desalmados que quieran arrasar con nuestros montes y pueblos.

Basta ya. Respeto al mundo rural.