Un coraje sin límites

Venancio Blanco, ejemplo de paisano cabal para los asturianos más jóvenes

Acostumbrados como estamos a que la opinión pública se fije más en los políticos corruptos que en los políticos honrados, resulta sorprendente encontrarnos con un hombre público del perfil y del rango ético de Venancio Blanco, el recientemente fallecido presidente del Club Tinetense Residencia Asturiana de Buenos Aires. A comienzos de los años ochenta del pasado siglo, causaba asombro Venancio -acompañado siempre por el tinetense de origen Carlos Rodríguez- cuando manifestaba su proyecto de poner en marcha una gran Residencia para ancianos asturianos y españoles en general, sin contar todavía con la ayuda de ninguna institución pública. Hay que recordar que la política asistencial en Argentina, como en la generalidad de los países americanos, está a años luz de alcanzar los niveles de los estados europeos.

En enero de 1982 -verano en Argentina- asistía Venancio a una comida benéfica para recaudar fondos en favor del Asilo de Ancianos de Temperley, del Hospital Español en la provincia de Buenos Aires. Allí se encontró, entre los asilados, con Agustín de la Uz, tinetense, que se hallaba en un estado de salud muy deteriorada. Venancio hizo los trámites para el traslado del enfermo a la Sociedad Española de Socorros Mutuos, donde, a pesar de ser bien atendido, falleció antes de un mes.

"Yo me fui de vacaciones y no podía dejar de pensar en este hombre -contaba Venancio Blanco en una entrevista firmada por Víctor Guerrero," Asturias en el mundo", septiembre 2002-, así que a la vuelta de vacaciones , el 8 de marzo de 1983, en el bar del Centro de Siero y Noreña, constituimos una comisión permanente que tuviese un fondo para afrontar este tipo de situaciones, pensando en llega a tener una casa". Esta comisión quedó formada por Venancio con otros 16 asturianos: "Nos reunimos con las catorce instituciones asturianas existentes en Buenos Aires, por si tenían un proyecto mejor para poner en práctica. No tuvimos suerte en ninguna. El único que nos respondió fue el Club Tinetense, que de aquella andaba en decadencia y no tuvo ningún inconveniente en que se utilizasen los dos pisos de arriba para habitaciones con camas".

De este modo, se pudieron acoger 32 ancianos. Hay que decir que la perseverancia y el coraje del grupo que encabezaba Venancio Blanco fue consiguiendo el apoyo de todas las instituciones asturianas, de ambos lados del charco, encabezadas por el Gobierno del Principado de Asturias, por el Gobierno de Madrid y por una buena parte de los ayuntamientos asturianos, especialmente por los de Tineo y Valdés.

Entre los apoyos iniciales al gran proyecto de Venancio Blanco, con otros dieciséis asturianos más, que se inició en el bar del Centro de Siero y Noreña, hay que resaltar la colaboración del Club Tinetense, que en vez de seguir la solución más fácil, al verse en dificultades económicas, con la venta de los locales, optó por sumarse a la construcción de la gran residencia que es, actualmente, el orgullo de los asturianos en Argentina, y un gran honor para el nombre del Concejo de Tineo, que simboliza la ayuda a los ancianos de origen asturiano y español residentes en Buenos Aires. Entre los tinetenses que colaboraron a la iniciación del gran proyecto de Venancio Blanco, merecen ser citados Manuel García, Marcos César Álvarez, Oscar Fernández y, especialmente, Carlos Rodríguez, vicepresidente primero del Club Tinetense Residencia Asturiana, fallecido en 2007. Pertenecía a una familia de exiliados republicanos, de casa el Fontón, de Calleras, en Tineo, que habían sido estrechos colaboradores de José Maldonado, alcalde republicano de Tineo y último presidente de la II República en el exilio.

Nacido en La Riera, al pie de Covadonga, el 19 de abril de 1927, Venancio Blanco, que inició la reconquista del bienestar de los ancianos asturianos residentes en Argentina, nos deja el recuerdo de un coraje sin límites, pues en los últimos años contaba con una salud peor que muchos de los ancianos a los que cuidaba, y, sobre todo, queda para siempre como un ejemplo de paisano cabal para los asturianos más jóvenes.

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