Alberto Menéndez

Confusión socialista

O se aclaran ellos antes o lo que pueden dar por seguro es que los ciudadanos no se lo van a perdonar y les van a acabar pasando factura electoral por tanta indefinición. Los socialistas españoles están muy nerviosos y lo peor para ellos es que no saben controlarse, que es lo que cabría esperar de un partido con tantos años de historia. El 20-D puede ser para el PSOE el inicio de un imprescindible cambio tras demasiados bandazos o, y eso es lo que temen muchos de sus dirigentes (entre ellos bastantes asturianos), la fecha en la que comience a gestarse el final de una gran fuerza política. Para ello es indispensable que, de forma inmediata, se tomen medidas drásticas para evitar el desastre que ya vivieron otros partidos socialistas europeos.

Los dirigentes del PSOE se precipitaron tras conocer los resultados de los comicios de diciembre y ahora no saben cómo salir del atolladero. El primero que se equivocó fue su líder, Pedro Sánchez, desvelando una estrategia antes de que se pronunciasen los órganos de decisión socialista, es decir, antes de que los barones de la organización le dieran el visto bueno para hacerlo. Y luego fueron estos, los dirigentes territoriales, los que se impacientaron y, con demasiada alegría, delimitaron en exceso la capacidad de negociación de Sánchez y su equipo.

Ahora vuelve a la carga el secretario general con la propuesta de intentar formar "una gran coalición progresista" para gobernar, sin concretar ni con quién ni en qué condiciones. Y la presidenta andaluza, Susana Díaz, que hace unos días se oponía tajantemente a un acercamiento a Podemos por su postura favorable a la autodeterminación catalana, dice que sí, que le parece muy bien que el líder de su partido se siente a negociar una "alternativa" de izquierdas. Luego matiza que siempre y cuando que el partido de Pablo Iglesias Turrión renuncie al referéndum.

O sí, o no. Podemos ya ha dicho que la consulta vinculante en Cataluña es irrenunciable para ellos. Entonces, para qué tantas vueltas. ¿Para marear? Si los socialistas hubieran esperado un poco antes de hacer públicas sus exigencias, quienes acabarían viéndose en la tesitura de romper una posible negociación, a lo mejor, hubieran sido otros. La batalla de la opinión pública cuenta. Sobre todo cuando puede haber unas nuevas elecciones en pocos meses.

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