Más de siete meses de legislatura autonómica y en el Principado todo sigue igual que el primer día. PSOE e IU sí se pusieron de acuerdo para elaborar un presupuesto, pero quedó en nada al no sumarse ninguna otra fuerza parlamentaria. Sí hay un Gobierno, porque el Estatuto asturiano facilita que pueda haber ejecutivos en minoría, en muy clara minoría, como sucede en estos momentos con un gabinete respaldado solamente por 14 de los 45 diputados. Pero nada más. Sólo fuegos de artificio, ataques y contraataques de unos y otros a la espera de ver qué sucede en Madrid con la gobernabilidad de España.
El ejemplo asturiano, o, para ser más precisos, el mal ejemplo asturiano, debería servir para hacer recapacitar a los partidos en el ámbito nacional y no repetir los errores cometidos aquí. Pueden dar vueltas y más vueltas, pero si no hay intención (pero de verdad, no simple palabrería) de buscar lo que los une más que lo que los separa para pactar no hay nada que hacer. Y todo apunta a que los políticos de Madrid -al menos por el momento- van en la misma línea que sus correligionarios asturianos. Palabras y más palabras, pero todas huecas. Electoralismo puro y duro. Y miedo, mucho miedo a tomar decisiones que les puedan acabar restando votos en unos hipotéticos comicios. La pescadilla que se muerde la cola: porque esa falta de determinación es la que precisamente lleva ineludiblemente (si todo continúa como hasta ahora) a unas elecciones, muy probablemente en junio.
¿Y cómo respondería el Gobierno autonómico socialista a este eventual adelanto electoral estatal? Porque es evidente que la situación de extrema debilidad del Ejecutivo que preside Javier Fernández se va a mantener si los partidos nacionales no llegan a ningún tipo de pacto e, incluso, aunque éste se produjese (porque presuponer un acuerdo Podemos-PSOE en Asturias es mucho presuponer). El jefe del Ejecutivo regional ha rechazado en repetidas ocasiones la posibilidad de adelantar los comicios en el Principado. Pero también es consciente de que llegar al final de la legislatura en las circunstancias actuales es muy difícil, por no decir imposible.
