La Corporación parraguesa (capital Les Arriondes) acaba de tomar el acuerdo de que junto al topónimo oficial (Les Arriondes) figure ahora el topónimo castellanizado (otros dirían doblemente falsificado): Arriondas. Aducen que, con lo de Les Arriondes, los turistas se pierden, lo que causa graves daños a la economía del concejo.
Si ustedes buscan en internet encontrarán siempre Arriondas y, si acaso, al lado, una pequeña anotación que diga Les Arriondes. Es más, si ustedes se dirigen por la autovía o por la carretera nacional hacia el lugar, no encontrarán otra cosa que el topónimo modificado, Arriondas. Pero, incluso, en las carreteras locales y regionales la mayoría de los indicadores siguen manteniendo el castellanismo, haciendo caso omiso a la decisión de 2009 de oficializar Les Arriondes.
De modo y manera que no se sabe muy bien cómo pueden perderse los visitantes que quieren llegar a la capital piragüística. Pero hay más, esos visitantes, españoles o no, no se pierden cuando van a Francia, Italia o Rumanía y ven allí los nombres de lugar en sus respectivas lenguas. Tampoco los extranjeros, cuando viajan a Galicia, Valencia, Cataluña, Baleares o Euskadi. Sólo se confunden cuando vienen a Asturies y muy especialmente cuando se dirigen a Parres.
Esa singular pérdida de inteligencia orientativa no se me ocurre atribuirla más que a alguna característica geológica del terreno, aún no detectada. Es posible que, al modo que la roca granítica emite el nocivo gas radón, exista en el sustrato asturiano alguna sustancia que, emitida al exterior, perturbe el juicio y la orientación de los humanos, haciéndolos comportarse aquí como no lo hacen en ningún sitio del mundo.
Tal vez el nombre de "gas tochón" sería el apropiado para él, dados sus efectos atochecedores.
Habría, de paso, que examinar el subsuelo donde se asienta el Ayuntamiento, por si ahí radicase una de las fuentes principales de emisión de tal gas.
