Diputado regional y vicesecretario de organización del PP

El Presidente elige el extremismo

Javier Fernández busca un pacto con Podemos para asegurarse el sillón

Caretas fuera. El por el momento presidente socialista del Principado, Javier Fernández, fue claro y tajante el pasado viernes en el Pleno de la Junta General: para asegurarse su sillón quiere a toda costa un pacto con Podemos, con el radicalismo más extremo que pone en cuestión hasta nuestro sistema democrático y de bienestar.

Javier Fernández, con esa mezcla ya habitual en él de mala educación y desprecio machista, rechazó de malas formas la generosa oferta realizada por la presidenta del Partido Popular, Mercedes Fernández, para que Asturias pueda contar cuanto antes con unos Presupuestos que puedan ayudar a movilizar todos los recursos posibles, a generar empleo, a garantizar nuestra educación y nuestra sanidad públicas de calidad o a amparar a los asturianos más vulnerables y que peor lo están pasando.

Porque Asturias, desgraciadamente, está parada, bloqueada y estancada, con un Gobierno socialista inane, sin iniciativa alguna, arrastrado por los acontecimientos e incapaz de articular una mayoría parlamentaria. Fiel imagen, hay que reconocerlo, de un Javier Fernández diletante y encerrado en sus ensoñaciones en el Palacio de la Presidencia, mientras la región acumula noticias negativas y sigue sumida en la cola del país en todos los parámetros económicos y sociales.

Y, no nos engañemos, las cifras son tozudas: los socialistas sólo tienen dos alternativas para lograr una mayoría en el Parlamento asturiano que permita aprobar los Presupuestos y acabar de una vez con el marasmo de parálisis que sufre la región, y que no sólo denuncia el Partido Popular, sino que es un diagnóstico compartido por el resto de la oposición, la patronal o las organizaciones sociales.

O llega a un acuerdo con el PP o pacta con Podemos. Y Javier Fernández quiere a Podemos a su lado. ¿Dónde queda su discurso de diálogo y consenso? ¿Dónde sus críticas nacionales al partido de Pablo Iglesias, las líneas rojas y todas esas zarandajas y palabrería? Cinismo e hipocresía. Pura farsa. Engaño.

Javier Fernández, con su rechazo sectario al PP, cierra la puerta a la moderación, al entendimiento de dos fuerzas que comparten los grandes principios de nuestra democracia. Da un portazo al sentido común y a lo más razonable. Pero sobre todo cierra la puerta a la búsqueda de soluciones para los problemas de los asturianos, y abre la caja del extremismo y de la radicalidad. Justo lo que no necesita nuestra tierra.

El PP ya ha dado muestras de que no tiene miedo si se trata de buscar el interés común de Asturias, anteponiéndolo a cualquier ventaja partidista. En 2014, en vísperas de elecciones, los populares alcanzaron un pacto presupuestario que no fue lo más cómodo, pero sí lo más conveniente.

Y, ahora, Mercedes Fernández ha reiterado la propuesta de acuerdo, con el objetivo de poder aliviar la asfixia fiscal a los asturianos, que sufren el injusto Impuesto de Sucesiones, del que los socialistas hablan como "error de salto", cuando el verdadero error ha sido el empecinamiento dogmático de mantenerlo durante años y años, perjudicando a miles de familias asturianas.

Pero Javier Fernández se refugia en la disculpa de los mediocres, echa siempre la culpa a los demás de sus carencias y prefiere mirar -sólo mirar, porque actuar y gobernar le cuesta un mundo- a la extrema izquierda, que sigue rechazando un acuerdo con el PSOE mientras Asturias sigue perdiendo oportunidades.

Mal presidente y peor asturiano.

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