¿A cuento de qué esa obcecación de los dirigentes de Podemos-Asturias con el coordinador regional de IU, Manuel González Orviz? Parece a todas luces excesiva su campaña para evitar que fuera de número tres en la candidatura de la nueva coalición Unidos Podemos. A no ser que tras esta operación de los podemistas haya algo oculto, algo sólo interpretable desde el punto de vista del consumo interno.
Lo que sí parece seguro es que los representantes de Pablo Iglesias en la región han venido pasando factura a González Orviz por su pasado como alto cargo en los gobiernos del socialista Vicente Álvarez Areces. Para ellos, cualquier relación con un Ejecutivo del Principado del PSOE es sospechosa, como el apoyo prestado ahora por el grupo parlamentario de IU que encabeza Gaspar Llamazares al gabinete que preside Javier Fernández.
Resulta inconcebible que hasta ayer mismo por la tarde, sólo horas antes de que se hiciese efectiva legalmente la lista electoral, los máximos responsables regionales de Podemos (su secretario regional, Daniel Ripa, y su portavoz en la Junta general, Emilio León) siguiesen proponiendo un candidato distinto a Orviz, cuando ya las direcciones nacionales del partido morado y de IU habían dado por cerrada la candidatura. La disculpa para exigir su relevo fue, hasta última hora, la imperiosa necesidad de mantener la "lista cremallera" (mujer-hombre-mujer) y como los dos primeros puestos, los podemistas Sofía Castañón y Segundo González, eran "inamovibles" (imposibles de intercambiar) según Ripa y León, pues no quedaba otra opción, siempre de acuerdo a sus postulados, que poner a una mujer en el tercer puesto. Lo de menos eran las primarias de IU en las que se decidió que Orviz debería ocupar ese puesto.
Es como si la dirección autonómica de Podemos diera ya como perdido el tercer diputado por Asturias. De otra manera no se entiende el permanente enfrentamiento con IU, pugna que sólo resta respaldo a la nueva coalición electoral, además de la mala imagen que proyecta ante la opinión pública.
