La columna del lector

¿IES Peñamayor o quizás pena mayor?

Como exalumna del Instituto de Secundaria Peñamayor de Nava, al haber finalizado el Bachillerato Científico-Tecnológico y haber superado la prueba de acceso a la Universidad, debo contarles mi desafortunada experiencia.

Todo dato único, particular e intransferible, repito, intransferible, es por tanto considerado como privado. Sin embargo, ¿de dónde proviene esa libertad que permite a algunos no sólo apoderarse de tales datos sino además propagarlos como epidemias de boca en boca?

Desgraciadamente, yo no puedo responder tal pregunta, debería hacerlo mi profesora de Biología. Ella misma se encargó de mirar nuestras notas a pesar de habernos sido otorgado un código personal a cada alumno para consultarlas por la Universidad de Oviedo.

No contenta con eso ni avergonzada por los pésimos resultados de su asignatura (que sólo aprobé yo), decidió difundirlas como si de un cotilleo se tratase.

Esto no podía ser lo único con suficiente importancia para recordar en la posteridad. Durante este año asistí a clases de Inglés impartidas por una profesora con conocimientos propios de Educación Primaria.

¿Ustedes, lectores, piensan que ya nada más me podría ocurrir, verdad? Se equivocan. En Lengua Castellana y Literatura recibimos los apuntes de la parte de Literatura para la temida PAU quince días antes de la convocatoria. Por tanto, ¿ustedes creen que nos los explicaron al menos, verdad? Se equivocan de nuevo.

Por último, quisiera aclarar que el motivo de mi escrito es reivindicar nuestros derechos y animar a los futuros alumnos a que se piensen dos veces el instituto en el que cursar sus estudios, ya que de no ser así se enfrentarán a una lucha constante con el fin de defender sus derechos.

Ésta es mi conclusión sobre mi experiencia en él, ya que no soy la única que me he quejado públicamente de estos sucesos, aunque esta vez será de forma definitiva, sin cartas de disculpa ni censura...

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