Leo con estupor en LA NUEVA ESPAÑA del 22 de junio que el Ayuntamiento de Navia tiene previsto ampliar la zona de aparcamiento de la playa de Frexulfe, ubicándola en una zona colindante con la que tiene denominación de monumento natural. Desconozco el proyecto, pero me temo lo peor: la alteración del equilibrio ecológico de una de las pocas joyas naturales que aún nos quedan en el concejo. El valor biológico de la zona es incuestionable; aparte del bosque de ribera autóctono y del propio río, con sus preciosos meandros, que desemboca en la playa, existen plantas endémicas, como el junquillo salado, o en peligro de extinción, como la lechetrezna, y, en cuanto a la fauna, animales como el cormorán moñudo, el ostrero euroasiático, el martín pescador, las garzas o las nutrias. Todas estas especies podrían verse afectadas por actuaciones inadecuadas. Lo cierto, objetivamente, es que el conjunto es de gran belleza y merece especial protección. Desconozco también si la iniciativa municipal es propia u obedece a grupos de presión. No sé evaluar económicamente la repercusión que tendría en el concejo dicha ampliación, son demasiados parámetros los que influyen, pero estoy seguro de que, entre ellos, el coste medioambiental es una variable importante. Estamos en una tierra que, inexplicablemente, mide la calidad por el número de personas que acuden a determinados lugares o actos. Particularmente he acudido a entierros de personas maravillosas que hicieron mucho por el pueblo, con muy poca afluencia de gente para darles el último adiós, he ido a representaciones teatrales o conferencias científicas de lujo, celebradas en el espacio cultural El Liceo, con poca afluencia de público y no por ello perdieron calidad ni las personas ni la ciencia y cultura emanadas de dichos actos. Yo creo que hay que huir de las masificaciones, aunque también hay que procurar el bienestar de toda la comunidad, pero hay que cuidar el medio ambiente ante todo. No me gustaría que el Occidente siguiese el ejemplo de Llanes, que, a mi juicio, se está despersonalizando con tanta afluencia masiva de turistas, que ya sé que dejan dinero, pero para ello también hay que pagar un elevado tributo. Tampoco me gusta el desarrollo de Navia a cualquier precio, ya que vamos camino del colapso medioambiental. Últimamente observo una serie de actuaciones en la villa, disfrazadas de mentalidad progresista, que nos convierten en un laboratorio experimental donde desarrollar iniciativas pioneras en toda Europa. No sé por qué se elige a nuestro pueblo para tanto experimento: caldera o planta de biomasa (misterio), planta de purines, ahora aparcamientos rozando monumentos naturales. Este tema de Frexulfe atañe directamente a la Consejería de Medio Ambiente. Espero que todas las autoridades competentes estén alerta sobre lo que se quiere hacer al respecto.