Presidenta de Foro Asturias

Asturias es la que debe dar el "sorpasso"

El viejo socialismo no representa lo que los asturianos han votado en el 26-J

En su entrevista del domingo día 3 de julio en este periódico, y al hilo de su "venga joder, que no pasarán", con el que Javier Fernández salió momentáneamente de su pereza congénita en el mitin de Oviedo del pasado día 14 de junio, aprovechó el presidente para celebrar que Unidos Podemos no pasó el 26 de junio obviando que el PSOE volvió a perder votantes tanto en Asturias como en España. Y si al secretario Sánchez -de reflexión en Mojácar- le quedó por todo pavoneo de noche electoral aquello de que "somos la primera fuerza de la izquierda del país", tras un fracaso aun más histórico que el del 20-D, el secretario Fernández se agarró a la dialéctica guerracivilista sentenciando: "Solo el PSOE evita el antagonismo primario de las dos Españas de PP y Podemos".

Podemos no pasó; hasta ahora y al menos en Asturias ese mérito lo acumula en su haber Francisco Álvarez-Cascos en la convocatoria electoral de 2011, pero hay que vivir muy amarrado a lo viejo para tirar de las dos Españas y presentarse como adalid de no se sabe muy bien qué, sobre todo porque históricamente ha sido el PSOE quien se ha arrogado la representación de una de esas dos Españas, justo lo que hizo Javier Fernández el 14 de junio en el mitin de Oviedo.

¿Javier Fernández punto de equilibrio? De equilibrado, moderado o ecuánime solo tiene la apariencia; basta con escuchar sus quincenales intervenciones en la Junta General para encontrarnos lo que está detrás de la máscara; suficiencia, resentimiento y un desprecio congénito por el adversario político. Para el diario de sesiones queda su galería precocinada de insultos con los que elude contestar a las preguntas.

Creo que los que nacimos un poco después no vivimos inmersos en ese "antagonismo primario" sino que nos movemos en la mera y legítima clave ideológica; claro que hay una izquierda y una derecha, y hasta el falso centro-derecha de Ciudadanos, disfraz apresurado con el que cosechar votos y escaños del que Albert Rivera se despojó rápidamente abrazándose al socialismo de Sánchez; no se sabe si socialdemócrata, real o comunista rancio a costa de su coqueteo con Pablo Iglesias para que le hiciera presidente del Gobierno.

Lo curioso es que al mismo tiempo que el presidente del Principado, Fernández, con la mayoría más minoritaria de nuestra historia democrática denosta a Podemos, el secretario general de la FSA, Fernández, anda suplicándoles apoyo presupuestario, en una operación inversa a la que sus compañeros han perpetrado en Madrid o Barcelona, entre otros muchos lugares, donde precisamente el PSOE aupó al estrellato a los radicales de Pablo Iglesias, poniéndoles en plataforma de lanzamiento de un "sorpasso" que finalmente no llegó. No se puede ser más irresponsable, por más que esos gestos hayan permitido a los españoles ver de qué va y cómo se las gasta el partido morado -valga en este momento como ejemplo el modelo de comisariado bolivariano que ensaya Manuela Carmena en Madrid- lo que siempre es bueno en términos de transparencia. Como el segundo desnudo de Albert.

Asturias votó el 26-J de manera muy mayoritaria a la coalición PP-Foro, lo que demostró una gran altura de miras de los asturianos, que no vieron en los emergentes más que razones para la emergencia, porque claro que dan miedo, y ante el miedo la tendencia natural es refugiarse en quién crees sinceramente que te ofrece protección en forma de, para empezar, convicciones sólidas en torno a la unidad de España o la pertenencia a Europa, el valor de la economía social de mercado o la necesidad de conservar todas y cada una de las libertades y derechos constituciones. Vale la pena luchar por todo ello.

El voto en Asturias del 26 de junio es una apuesta por un nuevo cambio, no por el cambio que cacarea la izquierda, ni por las posiciones extremas propias de épocas pretéritas de esa otra izquierda, ni por la ambigüedad de los que, también, escenificaron su acuerdo con la izquierda. Este nuevo cambio no pasa por ese viejo socialismo incapaz de racionalizar la gestión o el propio gasto público desbocado, que hace de Asturias una región cada día más dependiente, en la medida en que crecemos y creamos empleo muy por debajo de la media nacional. Ese proyecto está agotado por su incapacidad, en primer lugar, para renovarse a sí mismo y sus dogmas.

Por eso creo que los asturianos tenemos motivos para una esperanza que, indudablemente, depende de nosotros para dibujar otro horizonte. El socialismo ha quemado toda expectativa porque no está dispuesto a ceder ni una de sus posiciones; enrocado en sus prejuicios seguirá frivolizando con la corrupción, perpetuando el despilfarro y un modelo económico que no crea empleo y que por tanto genera desigualdad y pobreza, y peleando por mantener nuestro liderazgo en atraco fiscal. Por eso es necesario un cambio, para que Asturias sobreviva, y por eso desde Foro seguiremos trabajando para que Asturias sea la que dé el "sorpasso" definitivo a la decadencia.

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