Alberto Menéndez

Candidato alternativo

Lo dejan entrever, pero sólo eso. Nadie exige nada, al menos por ahora. PSOE y Ciudadanos verían con buenos ojos que el máximo dirigente del PP, Mariano Rajoy, decidiese dar un paso atrás para así facilitar la gobernabilidad de España. Pero plantearlo abiertamente no es sencillo. Que los líderes de los partidos que perdieron las elecciones el pasado 26 de junio pusieran como condición para un acercamiento al PP que se fuera el político que las ganó no es algo fácil de justificar. Todo lo contrario.

Pero seguro que tanto Pedro Sánchez como Albert Rivera van a seguir ejerciendo toda la presión posible para intentar salvar el escollo que para los dos representa Rajoy. Sin él, todo sería más cómodo. En eso consiste la dura pugna que mantienen estos tres partidos actualmente, una vez que, prácticamente, la alternativa de un gobierno de la izquierda junto a nacionalistas e independentistas está descartada: en ver quién resiste más, y si nadie transige, pues nuevas elecciones.

Ciudadanos ya lo dijo en la campaña electoral: que Rajoy representaba la política menos ejemplarizante del pasado, la época de los grandes escándalos de corrupción en el PP, y que eso le imposibilitaba para impulsar la regeneración de su propia formación y del Ejecutivo. Más allá fue el secretario general socialista, quien en la campaña electoral de diciembre incluso llamó indecente a Rajoy en un debate en televisión por los mismos motivos.

O alguien se saca un as de la manga en las próximas semanas (algo muy improbable, visto lo visto en los últimos meses) o alguno de los grandes partidos cede. En principio, lo más lógico es que lo haga el que vaya a salir más beneficiado de todo este proceso; es decir, el que se haga con el Gobierno. Y los números apuntan claramente hacia el PP. Rajoy ganó las elecciones, pero si eso no les basta a los populares para gobernar tendrán que sopesar si les merece la pena o no cambiar de estrategia, que es como decir cambiar de candidato.

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