Diputado regional del PP

Educación contra el invierno demográfico

Unos servicios y una formación de calidad para evitar el despoblamiento del Principado

Uno de los principales problemas al que se enfrenta Asturias es el invierno demográfico que sufrimos. A la cola de España en natalidad, con el número de defunciones más alto de los últimos 70 años y con el porcentaje de menores de 18 años más bajo del país. Los datos que conocemos día tras día son desoladores, con zonas rurales semidesiertas, plazas escolares que no se ocupan, miles de jóvenes que siguen marchándose de nuestra región...

La prioridad del Gobierno asturiano tendría que ser ofrecer soluciones y alternativas a los jóvenes para que encuentren atractiva Asturias para estudiar, trabajar y formar su familia. ¿Y qué podríamos hacer desde el sistema educativo para colaborar en esa estrategia?

Lo primero son las escuelas infantiles de 0 a 3 años. Es intolerable que las familias tengan que pagar más de 300 euros mensuales por llevar a su hijo a una escuela pública, que éstas cierren a las 5 de la tarde y que más de la mitad de los municipios asturianos no cuenten con ellas. Así no se ayuda a las familias asturianas a conciliar. Por ello, es prioritario que esta etapa educativa sea universal y gratuita, que se amplíe el horario de apertura y que se extienda la red de escuelas infantiles públicas, privadas y concertadas por más municipios y por lugares con alta concentración de trabajadores (como parques tecnológicos, polígonos industriales y ejes comerciales).

Sin duda, otro pilar fundamental son las ayudas a las familias con hijos en edad escolar. La ayuda para la adquisición de libros de texto es de las más bajas de España y ha de ser reforzada con bonificaciones fiscales. El transporte escolar gratuito no llega a familias asturianas por unos requisitos burocráticos absurdos que provocan casos sangrantes e injustos.

Otro objetivo irrenunciable son las familias que viven en el mundo rural asturiano. No es de recibo que se estén cerrando escuelas rurales y que otras muchas estén en un estado impropio del siglo XXI. Tampoco es de recibo que se haya recortado hasta un 50% las ayudas al transporte escolar a las familias que tienen que llevar todos los días a sus hijos al colegio desde el pueblo (habitualmente mal comunicado) en el que viven. O que se hayan reducido las dietas al kilometraje o los casos de difícil desempeño a los profesores que decidían trabajar en estos centros rurales. Así, lo único que se está consiguiendo es empeorar la calidad del sistema educativo en el mundo rural asturiano e invitar a los jóvenes a que se vayan de allí.

Una vez finalizados sus estudios obligatorios, los jóvenes deben poder encontrar una mejor oferta educativa en Asturias. Sin embargo, la Formación Profesional pierde alumnos mientras los gana a nivel nacional y la FP dual está a la cola de España en cuanto a alumnos y a empresas colaboradoras.

Por su parte, la Universidad aún sigue pendiente de un contrato-programa que mejore su financiación y la búsqueda de su excelencia, así como mejorar su oferta de títulos y la reordenación de sus espacios (todo ello, ante la parálisis del gobierno asturiano). Los investigadores asturianos, como caso más sangrante, siguen pendientes de cobrar las becas que se les deben desde hace dos años, en vez de ser uno de los motores socioeconómicos de la región y encontrar "alfombra roja" en las administraciones.

En definitiva, una educación de calidad ayudaría a los jóvenes asturianos a quedarse en Asturias para formarse y a tener a sus hijos en Asturias para que se formen en ella. Sin duda, es un primer paso que debe ir acompañado de la imprescindible bajada de impuestos que dinamice económicamente a la región para que cree empresas y genere empleo con el fundamental objetivo, repito, de que los jóvenes dejen de huir de nuestra tierra.

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