LA NUEVA ESPAÑA del pasado 12 de agosto publicaba amplia información sobre la negativa situación en que actualmente se encuentra nuestro sistema público de pensiones, generando déficit de caja año tras año. Nos decía en titulares que "El agujero de las pensiones anticipa que la subida volverá a ser mínima en 2017", lo que supondrá que por cuarto año consecutivo las pensiones serán revalorizadas con ese raquítico 0,25% fijado por ley desde la reforma del Gobierno del señor Rajoy.

Si uno sólo repara en tan negativo dato, es para poner el grito en el cielo, pero si se lee todo el informe y ve las dificultades de recaudación que actualmente tiene el sistema, uno se acojona y acaba por pensar que lo raro es que aún nos suban algo las pensiones y no nos las recorten, cosa no deseable. El sistema actual de revalorización nos parece injusto y cicatero, pero teniendo en cuenta que llevamos varios años con inflación negativa, si aún estuviese en vigor la normativa anterior a la reforma, por la que las pensiones se actualizaban conforme al IPC, habría que suponer que en estos años de inflación negativa, en lugar de subirnos la pensión ese 0,25% que nos parece irrisorio, por el contrario tendrían que bajarnos las pensiones en el porcentaje de IPC negativo; cosa que creo no sería deseable por ninguno de cuantos dependemos de nuestra pensión para seguir subsistiendo. Total, que por lo que se barrunta, se puede decir que estamos mal pero aún nos pondrán peor. ¿De quién es la culpa?, ¡ah!, eso, como diría un italiano, chi lo sa? (¿quién lo sabe?). Si preguntamos a los políticos nos dirán que se debe al mal hacer de sus oponentes. Si lo preguntamos a los economistas, seguro que nos llenarán toda una pizarra de números y fórmulas, y al final nos dirán que no sólo cobramos mucha pensión, sino que vivimos demasiados años como pensionistas. Así que casi mejor no menearlo.