El linchamiento moral de Villa

El daño que hace al movimiento sindical minero la demonización del exlíder del SOMA

Las ejecuciones en la plaza pública eran propias de la Edad Media. Los linchamientos son otra forma de salvajismo muy parecida que ni comparto ahora, ni compartiré nunca, se traten de justificar desde una ideología o desde el credo que cada cual pueda profesar. En pleno siglo XXI, cuesta admitir que algunos opten por el linchamiento moral y público.

No pretendo hacer de abogado del diablo, pero si Villa tuvo esos comportamientos deleznables de los que se le acusa, de lo que estoy convencido es de que no lo hizo todo él solito. Los asuntos internos de los que otrora fue su organización política y sindical no son asunto de mi incumbencia, pero en la organización político-sindical que él dirigió parece ser que todo el mundo se sentía a gusto y nadie se ocupó de balances financieros internos, congreso tras congreso, hasta que estalló el escándalo. Es decir, mi homólogo en la minería asturiana gozaba de plenos poderes, mientras a mí me crecían los enanos, cada vez que se aproximaba un congreso.

En cualquier caso, yo sigo identificado con la democracia interna de las organizaciones políticas y sindicales en las que he militado, diferenciando afiliación y militancia, porque tienen acepciones diferenciadas. Los afiliados no tienen por qué enterarse del día a día, pero las estructuras de dirección están obligadas a ello.

Hasta ahora consideré que era más prudente mantenerme al margen de todo lo publicado sobre este escándalo protagonizado por Villa, pero, llegado un momento, considero que este escándalo provoca daños colaterales que afectan por ejemplo al movimiento sindical en su conjunto. De la amnistía fiscal y de la fortuna de Villa, nada sabía y sigo sin saber nada, pero la minería asturiana consiguió reivindicaciones y logros importantes que no deberían quedar empañados por este escándalo. Resultaría lamentable que se aprovechara la coyuntura para criminalizar a los sindicatos mineros, porque los logros conseguidos son de todos los mineros, con independencia de quien los haya liderado en cada momento.

Existe más de un caso en la minería asturiana en el que con graves accidentes laborales en arranque no se ha concedido una invalidez absoluta, a pesar de las secuelas evidentes que siguen padeciendo sus víctimas. Que las decisiones adoptadas a este respecto por los organismos competentes puedan ser discutibles resulta evidente y que en algunos expedientes tramitados surgieron controversias, también.

Era la Mutualidad de la Minería del Carbón y el tribunal médico correspondiente quienes tomaban las decisiones para conceder o denegar el grado de invalidez solicitado, por tanto, estamos hablando de instituciones dependientes de la Seguridad Social y del Ministerio de Trabajo en aquel entonces. He leído lo publicado con respecto a la invalidad absoluta concedida a Villa y me sorprende que toda la acusación se centre en Hunosa, cuando la función de la empresa se limitaba a certificar si se había producido o no un accidente laboral y las causas detalladas del mismo, pero las competencias para conceder o denegar el grado de invalidez correspondían a las mencionadas instancias institucionales.

Cierto es que Villa concentraba en su persona el poder en el Gobierno e instituciones autonómicas, haciendo valer para ello su influencia en la gobernabilidad del Estado, en tanto que formaba parte de la ejecutiva federal del PSOE que entonces gobernaba en este país. Que todas las tropelías que ahora se le atribuyen a Villa no las pudo hacer él solito insisto en que creo que resulta obvio, pero, atención, porque estamos a punto de derivar hacia conclusiones mucho más graves aún, porque de ser así, implicarían también a las instituciones del Estado, gobernadas por el PSOE de aquel momento.

Probablemente cuando saltó el escándalo el séquito que rodeaba a Villa y los que algunos denominan su guardia pretoriana se apresuraron a salvar su propio culo, cuestión que hasta cierto punto resulta comprensible, aunque desde el punto de vista de valores éticos y morales sobre la amistad y la lealtad algunos comportamientos de antiguos correligionarios de Villa dejen bastante que desear. No obstante, cuando se concentra el poder de esta forma, en el ejercicio del mismo hay beneficiados y damnificados, los beneficiados guardan silencio y los damnificados consideran que ha llegado el momento de su venganza.

Desconozco las razones que puede tener Villa para permanecer en silencio, cuestión que nos sorprende a los que le conocimos más de cerca, aunque desde posiciones políticas diferenciadas, pero solamente faltaría para terminar de cuadrar el círculo que alguien le hubiera enviado un SMS diciéndole: José Ángel, sé fuerte.

No me estoy inventando nada, ni realizando acusaciones sin fundamento, simplemente opino sobre lo publicado, porque si esto es así, existe causa, pero también existen causantes. En la labor de la justicia, si es que procediera exigir responsabilidades, a tenor de lo publicado, no está en mi ánimo interferir lo más mínimo.

El escándalo de Villa ha supuesto un golpe bajo a toda la minería asturiana. Obvio deliberadamente el sufrimiento de los mineros asturianos, su capacidad de lucha y demás virtudes, porque son rasgos de identidad e idiosincrasia sobradamente conocidos. El escándalo de Villa afecta indudablemente en primera instancia a la que fue organización política y sindical, ellos evaluarán los límites internos de tan monumental escándalo, pero ha afectado también a toda la minería asturiana.

Termino con una última reflexión. El escándalo de Villa, siendo reiterativo en mi reflexión, afecta al movimiento sindical en su conjunto, pero de forma particular al movimiento sindical de la minería, que, como resulta conocido, es más amplio que la simple afiliación sindical, como consecuencia del componente ideológico que históricamente estuvo presente en los sindicatos mineros.

Si algún descerebrado se alegra por venganza de este lamentable episodio, debería saber que se ha lesionado de forma importante la credibilidad de los sindicatos mineros que tantos sacrificios costó conseguir.

Que, aunque menos, aún quedan mineros que tienen que defender día a día sus puestos de trabajo y sus derechos. Las denostadas prejubilaciones mineras se utilizaron como arma arrojadiza contra los sindicatos mineros, pero nadie evaluó a qué niveles se hubieran incrementado los índices de desempleo en Asturias y las indemnizaciones por despido de no haber existido las prejubilaciones mineras. A este descrédito orquestado intoxicando a la opinión pública, ahora tenemos que sumar el descrédito que se produce con este escándalo.

Me sorprende que tal situación sirva de regocijo a alguien, pero qué se le va a hacer, dicen que el tonto cuando termina la linde sigue avanzando llevando por delante todo lo que se encuentra en el camino.

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