En corto y por derecho

Mariano Rajoy es Chico, de los Hermanos Marx, en Gijón

El Sr. X, el Banksy asturiano, pinta al presidente en funciones reencarnado en uno de los genios de la comedia de los años 30 y 40

Mariano Rajoy es Chico Marx en Gijón. El Sr. X, considerado en el mundo artístico como el Banksy asturiano, pintó recientemente al presidente en funciones como uno de los personajes de los Hermanos Marx. El líder del PP aparece sonriente entre Groucho y Harpo en la puerta del pub Mito, en la calle Jacobo Olañeta. El grafiti, que ya llama de por sí la atención, se titula "Una noche en la Moncloa". El artista se ríe del actual panorama político y convierte a Rajoy en el hermano "cara" del clan estadounidense que conquistó la comedia en los años 30 y 40. Por si fuera poco, el dibujo aparece junto a la galería Viki Blanco, en cuya fachada luce el siguiente mensaje: "El arte de lo imposible". Parece que el Sr. X aprovechó estas palabras para retratar al dirigente popular justo al lado. La situación política también es imposible después de la investidura fallida de Mariano Rajoy.

Mientras, el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, pide al candidato socialista que rectifique en su "no" al PP y evite ser ese personaje de los Hermanos Marx "que aparece en sucesivas escenas diciendo únicamente que se opone a todo". Compara a Pedro Sánchez con Groucho. El secretario general del PSOE dice día tras día lo que el genio de la comedia cantaba en la película "Plumas de caballo" (1932): "Su propuesta puede ser buena, pero, entendamos una cosa, sea lo que sea yo me opongo. Y aunque la cambien o la condensen, yo me opongo". Por su parte, Mariano Rajoy, reencarnado en Chico Marx, tocaría el piano para ahogar sus penas y desesperar con tantas notas musicales a su rival político. Sánchez, que es presionado por voces internas de su partido para que cambie de discurso, puede acabar mudo como Harpo. Es decir, abstenerse y dejar al Rajoy Marx como líder de España.

El Sr. X, que hace de las suyas fundamentalmente en Gijón y Londres -donde vive en la actualidad- mantiene el anonimato como Banksy para poder hacer pintadas reivindicativas, bromas o juegos visuales con plena libertad.

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