Hace unos días no pude evitar fijarme en que las plantas invasoras (hojas de la Pampa) de la zona cercana a las fábricas de Arcelor-Mittal en Avilés habían desaparecido, por lo menos en un área cercana a la avenida del Conde Guadalhorce que ellas habían colonizado en su casi totalidad. Me alegré al ver que finalmente habían actuado (me imagino que sería el Ayuntamiento, ya que era un área enorme con plumeros de gran tamaño), pues estas plantas, como ya he escrito en otra ocasión, son realmente dañinas no sólo para la biodiversidad de la zona -a la cual quita terreno masivamente por su veloz reproducción-, sino también por el daño que puede hacer su polen a personas, por ejemplo, con alergia a las gramíneas.

Pero, no obstante, para eliminar definitivamente la planta no se debe cortar, que es lo que habían hecho: las habían segado inútilmente. El plumero vuelve a crecer de nuevo sin ningún problema, y así todas las veces que se intente. Además, al ser realmente resistente a casi todo tipo de climas, tanto el sol continuado que hemos tenido durante casi todo agosto como las fuertes lluvias que hace poco han llegado no la afectan en absoluto. Y si tras la lluvia vuelve el sol, como indican las predicciones, sólo crecerán más. Evidentemente, las hojas de la Pampa han vuelto a florecer, y en breve volverán a colonizar el campo nuevamente. La única manera de destruirlas es arrancándolas de raíz, tarea difícil debido a la profundidad de éstas, pero de otra manera nos acabarán ganando más terreno. No hay alternativa posible.

Este problema no es único de Avilés, que conste. También en Gozón y Carreño (y más partes de Asturias y del norte de España) las plantas invasoras colonizan cada vez más tierras. Ahora, ¿actuarán los gobiernos municipales debidamente? Es de ellos de quienes depende todo.