El lunes comienza el juicio contra 9 personas que nos manifestábamos, junto con otros cientos, el 24 de julio de 2014 para exigir el fin de la barbarie que se estaba cometiendo, dentro de la operación "Margen protector" del ejército israelí, contra el pueblo palestino.
Aquella operación militar mantuvo bombardeos aéreos y ataques terrestres hasta finales de agosto, causando 2.205 muertos entre la población palestina, 1.563 de ellos civiles y 583 menores de edad, según datos de la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios. Esta misma Oficina de la ONU cuantifica las personas heridas en la operación "Margen protector" en más de 10.000, muchas de ellas con consecuencias irreversibles. Los bombardeos destruyeron, entre otros refugios organizados por la ONU, la escuela de Beit Hanoun, en donde murieron 17 personas y más de 200 resultaron heridas. Muchos eran niños y niñas.
El Comité de Solidaridad con la Causa Árabe en Asturias llamó a la población a movilizarse contra esta atrocidad y fuimos cientos quienes acudimos a la convocatoria frente al Teatro Jovellanos. Es probable que la indignación de la gente ante la masacre cometida por el pueblo israelí no fuera bien manejada por las autoridades públicas, y se produjo una carga policial desproporcionada en el contexto de una concentración absolutamente pacífica. Varias personas resultaron lesionadas. Yo mismo recibí un fuerte golpe en el hombro izquierdo del que tuve secuelas dos semanas.
Tras esa carga, al igual que otros de los compañeros que ahora resultamos acusados de atentado a la autoridad, se recondujo la situación y mantuve mi presencia en la concentración durante casi una hora más, sin que ningún miembro de las fuerzas de orden público que allí estaban se acercara a mí para identificarme. Tiempo después supimos que la policía había interpuesto denuncia contra varias personas. Esa denuncia se interpuso tras conocerse la querella presentada por Jesús Montes Estrada, que sufrió una grave hemorragia en la cabeza tras recibir golpes de tolete en la carga policial. En mi caso, fue cuatro meses después, en noviembre, cuando me enteré de que había sido denunciado, con un telegrama que me llegó a mi domicilio citándome a declarar. Nadie me identificó, ni el 24 de julio ni después, ni tampoco nadie me pidió mi dirección. No lesioné a ningún policía, como no lo hizo ninguno de mis compañeros. Los nueve implicados en esta causa somos inocentes. Las acusaciones que se hacen contra nosotros no son ciertas.
Ese día estábamos ante el Jovellanos para aportar nuestro grano de arena en la defensa de los derechos humanos, denunciando el asesinato masivo de personas a manos del ejército israelí, protestando por la actitud de un estado que vulnera las resoluciones de Naciones Unidas y aplica una política xenófoba contra el pueblo palestino. Ese 24 de julio nos manifestábamos por esto. Y mil 24 de julios más volvería a manifestarme. Haber estado ese día denunciando la injusticia y exigiendo el respeto de los derechos humanos no es motivo ni de vergüenza ni de arrepentimiento, porque eso no es delito.
Quiero agradecer todo el apoyo y la solidaridad recibidos. El 3 de octubre comienza el juicio y confiamos en que se haga justicia. Pero pase lo que pase, tened seguro que el pueblo palestino, como otros muchos pueblos, seguirán sufriendo y continuarán necesitándonos. Y volveremos a estar en la calle para demandar respeto a los derechos humanos y justicia.
Libertad y soberanía para el pueblo palestino.
