Javier Morán

A divinis

Javier Morán

Martirios rituales contra "Memoria Histórica"

Nueva coincidencia entre beatificaciones de la Iglesia y la aplicación de la ley de Zapatero

Hacia el otoño de 2007, varios intelectuales orgánicos censuraron al Vaticano y a la Conferencia Episcopal Española por fijar la ceremonia de beatificación de 498 mártires de la guerra civil y de octubre del 34 en fechas próximas a la aprobación de la Ley de la Memoria Histórica del Gobierno Zapatero. El acto religioso se celebró en la basílica de San Pedro del Vaticano, el 28 de octubre del citado año, y los críticos estimaron que se trataba de un ataque a dicha Ley, que tan sólo tres días después, el 31 de octubre, iba a ser aprobada en el Congreso.

Como la historia se repite infatigablemente, ahora mismo, en Asturias, se han solapado dos hechos semejantes a los de 2007: por una parte, se ha celebrado la beatificación en la catedral de Oviedo de los cuatro mártires de Nembra (Alto Aller), ejecutados de modo ritual y bárbaro en septiembre y octubre de 1936; y, por otra, el tripartido del Ayuntamiento de Oviedo (PSOE, Somos e IU), está a punto de aplicar la Ley de Memoria Histórica con el objetivo de remover nombres franquistas de calles y lugares como General Yagüe, Calvo Sotelo, La Gesta, etcétera.

Pero que las beatificaciones sean una reacción táctica contra la "Memoria Histórica" resulta un planteamiento disparatado, aun cuando en su última carta pastoral el arzobispo Sanz Montes se haya referido a que "se podrán escribir panfletos, rodar películas, vociferar en tertulias y dictar leyes que reabren las heridas, pero todo eso caduca con el implacable paso de los días cuando lo que se dice, se escribe o se filma no hace las cuentas con la verdad". Inmediatamente, Gaspar Llamazares, de IU, ha escrito en su cuenta de Twitter algunas advertencias: "Doble rasero y escarnio: según dice el arzobispo de Oviedo en la beatificación de sus mártires de Nembra, la Ley de Memoria Histórica reabre heridas; no le pido al arzobispo memoria, justicia o reparación. Bastaría un poco de caridad, o si le parece mucho, tan solo respeto".

Pero es disparatada tal posibilidad de acción-reacción porque ahora mismo, o en 2007, el Vaticano jamás hubiera planteado una celebración como signo de hostilidad a un Estado. Si se quiere, es una mera cuestión de diplomacia y prudencia, y desde luego, cuando el Papa Francisco firmó en enero de este año el decreto de martirio de los cuatro hombres de Nembra no estaba pensando en que el tripartito ovetense preparaba su particular reparación de nomenclátor de la dictadura.

Además, no es precisamente el Papa Bergoglio hombre hostil con las izquierdas, en las que recíprocamente amplios sectores le reconocen y aprecian.

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