En corto y por derecho

Unos "selfies" con el cardenal

El paseíllo triunfal de Angelo Amato en la catedral de Oviedo

Si hace treinta años una feligresa se hubiera acercado a un cardenal para hacerse un "selfie" (en el hipotético caso de que hace treinta años hubiera posibilidad de hacerse "selfies", que no), la feligresa habría tenido un problema, y el cardenal probablemente también. Pero los tiempos cambian, la tecnología lo inunda todo y la Iglesia, aupada por ese Papa aficionado al fútbol que es Francisco, adopta comportamientos más cercanos.

Ayer, en la Catedral, el cardenal Angelo Amato, italiano de 78 años que no los aparenta, disfrutó de su paseíllo triunfal al final de la ceremonia de beatificación de los mártires de Nembra, rodeado de fieles que se saltaron el protocolo y quisieron inmortalizarse junto a tan célebre visitante vaticano. Según en qué entornos un cardenal como Amato, cercano a Francisco, puede ser toda una estrella, aunque esa sintonía que se aproxima a la firma de autógrafos pueda ser entendida por algún purista como una extravagancia. Y encima, en el interior del templo, esa catedral asturiana que es prodigio de acústica y donde ayer sonó extraordinariamente bien el órgano gracias al buen hacer de su titular, Guillermo Martínez. Amén.

Compartir el artículo

stats