La pasada semana aparecía en Asturias una noticia que, leída con frialdad, parece intrascendente, pero que afecta muy directamente a decenas de ciudadanos, entre los que me encuentro.

El Pleno de Sobrescobio decidió la subida del IBI en un 20%. El gobierno local del PSOE intenta justificar esta descabellada subida con todo tipo de alegaciones verbales, para nada concordantes con la realidad.

Cuando leo que el municipio lleva más de siete años congelando tasas e impuestos para ayudar a los vecinos a superar los tiempos de crisis, mi pregunta es ¿y ahora acaso ya pasó la susodicha crisis? Entiendo que el análisis de gastos en mi caso particular realizado minuciosamente año tras año no se debería desviar mucho de la globalidad del municipio. Desde el año 2009 hasta el año 2016 la subida del IBI (a pesar del incremento por decreto del año 2012 y su posterior bajada municipal en el año siguiente) fue del 17,72%.

Curiosamente, en ese mismo intervalo de tiempo, siete años, el incremento de mi pensión concretamente fue del 5,5%.

Durante la recesión, según datos de Oxfam Intermon, el salario medio disminuyó en España un 6,1%.

Las cuentas municipales no salen, se necesita dinero para cuadrar los presupuestos, y lo más fácil y sencillo es buscarlo en la subida desproporcionada de impuestos, tan sólo el 20 por ciento. Por desgracia, las familias no pueden tirar de ese recurso para aumentar sus ingresos.

Como no me atrevo a conceptuar tamaña medida, me adhiero a las calificaciones aplicadas, creo que de forma benévola, por nuestro concejal de IU, marcando incluso el camino lógico y racional de una subida gradual y proporcional.

Los números no engañan, pero a los vecinos no nos queda más que pagar y callar.

Termino con la ilusión puesta en que esto no sea más que un boomerang y en la campaña para las municipales de 2019 figure dentro de las propuestas electorales una atractiva bajada de impuestos.